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¿Su amiga se droga?

Una vecina de Alicante denuncia las preguntas realizadas por el servicio de emergencias del 112

Antonia Carratalá está ingresada desde el lunes en el Hospital de Sant Joan, donde le están haciendo distintas pruebas médicas.

Del susto a la indignación. Emilia Doménech denuncia la batería de preguntas «absurdas» a la que se vio sometida el pasado domingo cuando llamó al 112 por una emergencia. Esta vecina de Alicante se encontraba comiendo junto a su marido y otra pareja de amigos en un restaurante de San Blas. «De repente vi que mi amiga, que se llama Antonia Carratalá y tiene 65 años, se iba quedando blanca, con los labios morados y constantemente se llevaba la mano derecha al brazo izquierdo. Me decía que le costaba respirar y entonces perdió el conocimiento».

Rápidamente, Emilia llamó al 112. Desde este teléfono, cuya sede está en Valencia, se gestionan todas las urgencias de la Comunidad Valenciana desde el pasado mes de mayo. Doménech describe los minutos siguientes como surrealistas. «Me preguntaron qué ocurría y yo les conté que mi amiga estaba inconsciente. A continuación me preguntaron si movía la mano. Yo les repetí que estaba inconsciente y entonces me dijeron que les indicara si movía los dedos».

El tiempo pasaba y Antonia seguía tumbada en el suelo del restaurante, asistida por otros comensales. Pero la batería de preguntas no cesaba. «La chica que me atendía me preguntó entonces que si había bebido y yo le contesté que éramos dos matrimonios mayores que nos habíamos reunido para comer y que simplemente habíamos tomado una copa de vino». Para sorpresa e indignación de Emilia, la locutora tenía más preguntas. «Entonces me pidió que le dijera si mi amiga se había drogado».

Fue la gota que colmó el vaso. «Le dije que no pensaba seguir contestando y le colgué». A los 15 minutos se presentó en el restaurante una patrulla de Policía. «Ellos mismos dieron aviso a la ambulancia, que se presentó en sólo cinco minutos». Emilia denuncia que entre unas cosas y otras los servicios de emergencia tardaron 30 minutos en llegar desde que ella llamó por primera vez al 112. «La Policía y la ambulancia actuaron muy rápido y bien, pero creo que se pierde mucho tiempo contestando preguntas absurdas. No entiendo por qué para atender una emergencia sanitaria no ponen a personal cualificado».

Los sanitarios que atendieron a Antonia «quisieron llevarla al hospital, aunque ella no quiso porque ya se encontraba mejor». Sin embargo, el pasado lunes, esta vecina de El Campello volvió a sentirse indispuesta, por lo que tuvo que ser ingresada en el Hospital de Sant Joan, donde le están haciendo pruebas para determinar qué le ocurre. Desde la cama del centro sanitario, mostraba ayer su enfado por el mal trago que tuvo que pasar su amiga. «Es indignante que a una persona que llama para pedir auxilio le hagan ese tipo de preguntas tan absurdas».

Desde que el 112 asumiera el pasado mes de mayo la gestión de todas las emergencias de la Comunidad Valenciana, los problemas han sido una constante. El personal que trabaja en las ambulancias asegura que continuamente se dan mal las direcciones a las que tienen que acudir, por lo que pierden mucho tiempo en localizar el lugar exacto de la incidencia. También se quejan de que los diagnósticos no son siempre los correctos y que en ocasiones se ha movilizado ambulancias SAMU para casos que no revestían gravedad y viceversa.

Antes de centralizar todo el servicio en Valencia, las emergencias de la provincia eran atendidas en el Cicu, donde trabajaban operadoras con más de 20 años de experiencia apoyadas por personal médico para valorar la incidencia, algo de lo que carece el 112, que realiza los diagnósticos en base a un programa informático. Aunque el Cicu sigue funcionando, su plantilla ha quedado reducida a sólo tres personas y sólo actúa para movilizar los servicios una vez que el 112 le pasa toda la información de la incidencia.

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