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En defensa de un centro social okupa en Carolinas

Medio centenar de personas se concentra para impedir que la Policía desaloje una casa abandonada

Aseguran que han revitalizado un inmueble en ruinas y que le están dando un uso social y luchan para que no lo cierren. Medio centenar de personas se concentraron ayer en la calle Julio Antonio, en el barrio de Carolinas Bajas, para tratar de impedir el desalojo del centro social que un grupo de vecinos puso en marcha hace dos meses en una vivienda vacía.

En torno a las 10.30 de la mañana se presentaron en la zona dos agentes de la Policía Nacional de paisano y en un coche camuflado. Aunque la falta de una orden judicial impidió el desalojo, los agentes instaron a las decenas de personas que aguardaban junto a la entrada de la vivienda a que se identificaran «para notificar al juzgado que reivindican el uso de esta vivienda como centro social».

Finalmente, cinco personas entregaron a los agentes sus carnés de identidad después de muchos recelos por parte de los vecinos y promesas de los policías de que esta identificación «no conlleva aparejada ningún tipo de sanción». Tras tomar nota de los documentos acreditativos, «ahora tendrá que ser el juzgado el que decida si procede al desalojo», señalaron los agentes, quienes explicaron que el dueño de la vivienda ha puesto una denuncia por la ocupación ilegal de la misma. Los vecinos explicaron a los agentes que, además de centro social, en la casa también pernoctan algunas personas, «sobre todo estas últimas noches en las que que ha hecho mucho frío».

Actividades para los vecinos

El centro social lleva por nombre «La cantera» y comenzó a funcionar hace dos meses para ofrecer actividades vecinales y como una forma de reivindicar el uso de los espacios abandonados en esta zona de la ciudad. «Organizamos actividades durante toda la semana: cursos de peluquería, cinefórum, clases de árabe, teatro, talleres de reciclaje, comidas populares...», explicaba Sara, una de las responsables de esta iniciativa popular.

Según esta vecina del barrio, «la vivienda llevaba años abandonada, estaba abierta y completamente destrozada, lo que además constituía un peligro». «Nosotros nos hemos encargado de adecentarla, arreglarla, ponerle puertas, ventanas y darle un uso para el barrio».

En cuanto al resto de los vecinos de la zona, «nadie se ha quejado, sino todo lo contrario. Todo el mundo nos apoya y están aquí esta mañana para demostrárselo a la Policía». Sara asegura que en las últimas semanas han tratado de ponerse en contacto con el propietario de la vivienda «aunque sin éxito».

Se da la circunstancia de que en la calle donde está ubicado este centro social, en los últimos dos años, ya se han vivido dos intentos de desahucio de dos familias. También en la misma calle, los vecinos gestionan desde hace años un huerto colectivo en un solar sin uso. «Este barrio es muy activo a la hora de poner en marcha proyectos sociales de este tipo», explicaba Sara.

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