La crisis ha dejado literalmente en la calle a cerca de 3.500 personas en la provincia de Alicante. Una cifra que, según alerta Cáritas, no deja de aumentar con el agravamiento de la crisis económica y que puede suponer todo un desafío para los servicios sociales de los ayuntamientos ante la llegada del frío intenso.

«En lo que llevamos de año ya hemos atendido a unas 350 personas más que en todo 2012», señala Charo Moreno, responsable del programa de personas sin hogar de Cáritas. Esto implica un aumento del 21%. De las 3.500 personas que viven en la calle en la provincia, más de 2.000 reciben asistencia de Cáritas «y el resto de otras entidades sociales que trabajan en este terreno». Muchas de las familias que se encuentran sin techo han sido, según explica Moreno, «desahuciadas de sus viviendas».

La entidad diocesana da asistencia a estas personas a través de la red de Cáritas parroquiales que hay distribuidas por toda la provincia y en los albergues de Elche, Orihuela y Petrer. Además, durante esta semana se desarrollarán una serie de acciones con motivo de la celebración el próximo domingo del Día de las Personas Sin Hogar, con el objetivo de concienciar sobre este problema.

Problemas de salud

En paralelo al aumento de casos de personas que viven en la calle, Cáritas alerta de las graves condiciones de salud que presentan, «algo que aumenta sin duda su alto riesgo de exclusión social», señalan desde la entidad. Así, desde Cáritas detectan que el 30, 7% de las personas acogidas en sus recursos residenciales, sin papeles, tiene enfermedades crónicas, el 16,6 % padece trastorno mental y un 15,2% alguna discapacidad».

En este sentido, trabajadores sociales de centros de salud de la provincia han alertado de que muchas de las personas que viven en la calle no tienen acceso a la sanidad pública al tratarse de extranjeros sin papeles, excluidos desde hace poco más de un año del sistema sanitario español.

El pasado mes de septiembre, la Conselleria de Sanidad anunciaba su intención de cambiar la norma para que los inmigrantes en situación irregular pudieran recibir asistencia sanitaria gratuita. Sin embargo, el requisito que se les exige, un año de empadronamiento en la Comunidad, hace prácticamente inviable que se puedan acoger muchos de los sin techo, que suelen cambiar con frecuencia de destino en busca de nuevas oportunidades laborales.

Desde Cáritas a nivel nacional se señala que casi un 80% de las parroquias consideran que sí existen dificultades en el acceso a los recursos públicos de salud por parte de las personas sin hogar. En un 60% ello se debe a que carecen de tarjeta sanitaria.

Las principales dificultades en el acceso a la salud para las personas en situación de sin hogar son «el trato que reciben de los facultativos y la estigmatización que padecen; la falta de recursos, de profesionales y de plazas (especialmente en la atención especializada y en la hospitalaria); y las listas de espera, que dificultan el acompañamiento integral a las personas sin hogar que están enfermas».