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Erasmus, una beca vital para estudiar en Europa

Universitarios alicantinos becados muestran su indignación por la intención del ministro Wert de reducir las ayudas

Erasmus, una beca vital para estudiar en Europa

Se sienten desconcertados e indignados con algunas decisiones del Gobierno que, en el caso de la orden del Wert de retirar la aportación del ministerio de Educación a las becas Erasmus para posteriormente rectificar, aunque sólo este curso, consideran «una vergüenza». Son jóvenes alicantinos que viven repartidos por Europa y que, en muchos casos, dependen de los 300 o 400 euros que reciben de la beca Easmus para vivir, una cantidad que, eso sí, se ha de redondear en la mayoría de los casos con las aportaciones de la familia. «Sentimos vergüenza de ser españoles por la falta de ayudas y los recortes», señalaba ayer Irene Román, estudiante ilicitana de Derecho de la UMH actualmente en Bolonia, quien se lamenta de que «vivo con estudiantes de Lituania, Austria y Alemania, y ellos sólo reciben apoyo y ayuda para mejorar su formación e incorporarse cuanto antes al mercado laboral». Igualmente indignado se mostraba ayer Jaime Bonache, estudiante de Ingeniaría Industrial que está realizado el Erasmus en Alemania. «Mis compañeros de aquí, argentinos, alemanes, rumanos... están flipando con lo que les estoy contando porque no se lo creen. Se están llevando una imagen bananera de España». Todos los jóvenes que disfrutan de una beca Erasmus con los que habló ayer este diario mostraban su enfado. «La decisión de dejar a muchos alumnos sin beca le pone la zancadilla a la educación. Quieren que nos formemos pero no nos dejan salir de España», indicaba desde Bolonia Carmen González, estudiante de Derecho.

La alicantina Sara Assaz, estudiante de Traducción e Interpretación, actualmente en Amsterdam, relataba ayer a este diario su situación como estudiante erasmus. «Sólo la residencia ya me cuesta unos 500 euros. Si a eso le añades la comida y los gastos te metes en 800. Con un poco de suerte te pagan 250 o 300, eso incluida la ayuda del ministerio». La gente que no reciba a partir de ahora la aportación de unos 130 euros del ministerio, se quedará apenas con el dinero de la UE que ronda los 115 euros mensuales, más la aportación de la Generalitat, de unos 80 euros, una cantidad que no alcanza ni para pagar la mitad de los gastos de estos estudiantes. Las universidades, por su parte, aportan entre 30 y 80 euros por alumno pero las cuentas siguen sin salir. A Ángel Jiménez, noveldense estudiante de Farmacia actualmente en Coimbra, no le salen. Ángel calcula que vivir en la ciudad portuguesa le supone un gasto mensual de unos 500 euros, y eso estrechándose mucho. Sin la ayuda del ministerio «no me daría ni para pagar la residencia. Esto supone una gran esfuerzo para mis padres pero si las ayudas se reducen aún más, es imposible».

A Cristina Martínez de Villena, estudiante de Traducción e Interpretación residente estos meses en Dinamarca, la beca Erasmus sólo le da para pagar la tercera parte del alquiler de su vivienda pero, a su juicio, vale la pena. Por eso siente que se vayan a recortar las becas. «Tomando medidas así no se está haciendo más que privar a los estudiantes de labrarse un futuro mejor, además de cerrar puertas al propio país ya que España es uno de los países que más erasmus manda».

Los jóvenes con los que ha entrado en contacto este diario aseguran que ir de Erasmus «no consiste en salir de fiesta y beber cerveza, sino que supone un esfuerzo por aprender un idioma, integrarse en una cultura distinta, adaptarse a una nueva universidad y, sobre todo, convivir con personas de diferentes partes del mundo», tal como señalaba ayer a este respecto Ángel Jiménez.

Han colaborado en esta información Mario Candela, Carolina Sánchez, Juan Carlos Pérez Gil y Antonio Juan Sánchez.

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