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Vida tras una lesión cerebral

Bienestar Social subvenciona 20 plazas para la reinserción de pacientes afectados por infartos, ictus y accidentes

La estancia de los enfermos en la unidad roza los 9 meses. isabel ramón

De la cama del hospital a un puesto de trabajo. La recuperación tras una lesión cerebral ocasionada por un accidente de tráfico o un ictus conlleva un largo camino que va más allá de recuperar las funciones físicas más básicas, como caminar, vestirse o comer sin ayuda.

La Conselleria de Bienestar Social y el Ministerio de Sanidad han subvencionado en la provincia de Alicante 20 plazas para promover la autonomía personal y la integración social de pacientes que haya sufrido daño cerebral. El centro de rehabilitación Casaverde gestiona estas plazas en su Unidad de Reinserción, donde los pacientes permanecen una media de nueve meses «reaprendiendo» funciones tan importantes para la vida cotidiana como manejar el dinero, ir al cine o poder volver a trabajar.

Por norma general, los pacientes que han sufrido una lesión cerebral ingresan en una unidad de subagudos, donde se trabaja de forma intensa en su rehabilitación y cuidados sanitarios. «En esta etapa el enfermo recupera sus funciones más básicas, pero no significa que esté preparado para llevar una vida prácticamente normal, como antes del accidente», explica Mar Ugarte, directora de Casaverde. «A través de la Unidad de Reinserción damos una continuación a esa fase subaguda, con el objetivo de que el enfermo logre una reinserción social, laboral y familiar. De esta manera se previenen situaciones de dependencia prolongada y riesgo de exclusión social».

Logopedas, neuropsicólogos, terapeutas ocupaciones, médicos rehabilitadores y neurólogos trabajan en esta tarea para potenciar las habilidades residuales del paciente y compensar los déficits. «Buena parte del trabajo se hace en un entorno real porque lo que más le cuesta al enfermo es retomar su rutina», señala Ugarte. Por eso «les llevamos a tiendas, al cine, a los bancos... todo con el objetivo de que vuelvan a manejarse por sí solos. También trabajamos con empresas para la reinserción laboral». La familia también es un apoyo esencial. «Siempre trabajamos con ellos porque son fundamentales para ayudar al enfermo».

Tras la estancia en la Unidad de Reinserción el centro hace un seguimiento personalizado al enfermo, que se prolonga por año y medio «y cuyo coste está subvencionado por la Fundación Casaverde».

José Tomás Marco está a punto de pasar a esta fase de seguimiento. Con 39 años un ictus muy agresivo le dejó todo el lado izquierdo del cuerpo paralizado. Tras un intenso programa de rehabilitación cree que logrará su sueño, «poder volver a trabajar y valerme por mí mismo». En su opinión, la mejor receta para superar baches como el que le ha puesto la vida «es tener mucha fuerza y trabajar intensamente para lograr lo que quieres».

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