El objetivo, que los alumnos no dejen los libros. La Universidad de Alicante ha visto cómo en un año se ha triplicado el número de estudiantes que recurren a las ayudas de emergencia que concede la institución para que puedan seguir con sus estudios.

«A comienzos del curso pasado recibimos 52 solicitudes y este año ya vamos por las 158», explica Josefa Parreño, responsable del Secretariado de Prácticas de Empresa y Apoyo al Estudiante. Estas ayudas, que se dan al margen de las becas propias de la institución y del fondo social, van encaminadas a facilitar la vida de los alumnos. Por lo tanto, son siempre en especie, nunca en metálico. «Se trata de bonos para comprar libros, hacer fotocopias, comer en los clubes sociales del campus, utilizar el transporte público...».

En este sentido, el objetivo es atender las necesidades básicas de los estudiantes de la Universidad que se encuentren en situaciones socioeconómicas, personales o familiares difíciles que les dificulten la continuación de sus estudios. «Por ejemplo, se trata de alumnos que por enfermedad no pueden acceder a los requisitos de rendimiento académico que exige una beca o que de repente pierden el apoyo económico familiar porque sus padres se quedan sin empleo».

El curso pasado, la Universidad de Alicante destinó a este capítulo 60.000 euros y aunque los nuevos presupuestos aún no están cerrados «vamos a hacer todo lo posible por incrementar esta cifra y de momento vamos a cubrir todas las necesidades que han surgido a principio de curso».

De forma paralela al aumento de la dotación económica para estas ayudas, la Universidad de Alicante ha emprendido una búsqueda de mecenas que quieran colaborar con la institución ayudando a los alumnos. En este sentido, se están a punto de cerrar dos acuerdos para facilitar el alojamiento a los universitarios. «Hemos contactado con una orden religiosa que nos va a ceder unas habitaciones que tenía para las novicias y que actualmente no utiliza por el descenso de vocaciones. Además, un particular está dispuesto a ceder a la Universidad un piso que no usa». La institución docente también tiene convenios con residencias universitarias «que nos ceden habitaciones para los estudiantes con problemas económicos», explica Parreño.

Aunque el programa de ayudas de emergencia de la Universidad de Alicante lleva años funcionando, sus responsables aseguran que nunca habían registrado un número tan elevado de solicitudes. «También estamos asistiendo a un cambio de perfil y es que nunca habíamos visto a jóvenes tan necesitados como ahora». Esto ha llevado a la Universidad a plantearse una tipología de ayudas nunca antes previstas. «Jamás nos hubiéramos planteado que los estudiantes iban a necesitar comida o alojamiento».

Y es que en los últimos meses, el campus de San Vicente ha comenzado a repartir lotes de comida entre los universitarios que lo necesitan. «Esta comida se recoge entre los alumnos de la Universidad Permanente y hasta hace poco tiempo se llevaba al Banco de Alimentos». Sin embargo, «al darnos cuenta de las necesidades tan importantes que tienen nuestros alumnos decidimos reorientar estas ayudas». Actualmente, según explica Parreño, la Universidad reparte mensualmente unos 40 lotes de alimentos de primera necesidad, «una cifra que doblamos durante las fiestas».

Un equipo de cuatro trabajadores sociales y dos psicólogos, «se encarga de valorar cada caso y hacer un seguimiento a lo largo del curso».

Las ayudas de emergencia de la Universidad de Alicante complementan otras de carácter económico, como las becas propias de la institución o la exención de matrícula para aquellos alumnos que, de forma imprevista, se encuentran con una situación económica adversa.

Unas ayudas que van encaminadas a facilitar el día a día a los estudiantes, cada vez más castigados por la crisis y el recorte de las becas. Esta semana, INFORMACIÓN se hacía eco de una iniciativa que han puesto en marcha un grupo de médicos alicantinos, en colaboración con el Colegio de Médicos, para apadrinar a estudiantes de Medicina con problemas económicos. Los facultativos que deseen colaborar con la iniciativa pagarán parte o la matrícula entera a estos universitarios. Ya se han creado dos comisiones de trabajo para captar en cuatro hospitales de la provincia a médicos interesados en apadrinar estudiantes y en la Facultad de Medicina a alumnos que necesiten de este apoyo. El mes que viene podrá estar resuelta la forma en la que se van a distribuir las ayudas.