Una cosa es la edad cronológica frente la que nada se puede -cumplir años es de ley-, y otra muy distinta la edad biológica, la que marca nuestra esperanza de vida. Los científicos han detectado los parámetros que marcan la velocidad de envejecimiento de cada cual para tratar de revertirlos y obtener hasta diez años más de vida.

«No es una fórmula mágica sonríe la doctora Mónica de la Fuente ante la pregunta. Se trata de saber con precisión que, por diversas circunstancias, que tienen que ver siempre con nuestro estilo de vida, se puede envejecer por dentro más deprisa de lo que corresponde a la edad cronológica. Y, conocido el resultado, cambiar de hábitos para darle la vuelta a la rueda de la vida». Casi nada.

La catedrática de Fisiología de la Facultad de Biología de la Universidad Complutense de Madrid, Mónica de la Fuente del Rey, mantuvo ayer expectantes en sus asientos a los alumnos mayores de la Universidad Permanente de la Universidad de Alicante, hacia quienes dirigió su conferencia sobre «Cómo tener una longevidad saludable. Su valoración y control», con la que se inauguró el curso tras unas palabras de bienvenida de la directora de la UPUA y doctora en Geografía, Concha Bru.

Tras un completo análisis de laboratorio, cuyo coste oscila entre los 200 y los 300 euros según se solicite a título particular o bien a través de una clínica, podemos conocer con precisión cuál es nuestra edad biológica, la que marcará los años de vida que nos quedan en la prática y no porque los feche el calendario.

A partir de ese dato, desde el propio laboratorio o bien el médic0 de cabecera, se aportan una serie de orientaciones y recomendaciones dirigidas a cambiar el estilo de vida con el propósito de modificar también los resultados iniciales y ganarle hasta diez años a nuestra esperanza de vida. «Hay personas de 30 años más envejecidas que otras que ya tienen 70 años», sentencia la catedrática.

Y es que desde fuera no se ve la edad vital que nos acompaña y que nosotros mismos construimos a través del estilo de vida que llevamos. «La edad cronológica es muy facial y no se puede modificar, pero la biológica, sí. El cambio de dieta alimenticia, el ejercicio físico o el control de las situaciones estresantes influyen decisivamente», aprecia De la Fuente.

Envejecer más despacio

Todas estas circunstancias influyen en la edad biológica hasta en un 75%, mientras que la genética apenas afecta en un 25%: «Se puede envejecer más lento, incluso décadas. Está demostrado que las prácticas saludables son efectivas», asegura la doctora.

Pero por encima del ejercicio o de una dieta más adecuada, la actitud ante la vida también aumenta las expectativas. «Hay un sistema inmunitario estandarizado, pero si se pasa por momentos de ansiedad o depresión se envejece», y a pasos agigantados. «Hay que intentar solucionar estos problemas porque se rejuvenece», afirma la especialista.

De la Fuente quiso homenajear también al creador de la Asociación Gerontológica del Mediterráneo, Jaime Miquel, organizadora del acto junto a la Obra de Cultura Obra Social Caja Mediterráneo y la UPUA. El actual presidente de la asociación, Álvaro Prieto, actuó de moderador.