«El futuro del país está muy vinculado a la universidad a largo plazo, pero los objetivos políticos lo son a corto plazo», lamentó Jiménez Raneda preguntado por los recortes, al tiempo que concretaba con pesimismo que «con fortuna, tienen objetivos a 24 meses vista, toda una contradicción que es responsabilidad de los que nos dirigen». Quien dejara el testigo a Palomar en la dirección de la UA auguró que si la universidad no puede desempeñar su papel a largo plazo «los efectos serán demoledores para el futuro». También Ordóñez aludió al «contrasentido» de los recortes en la enseñanza: «De la crisis no se puede salir con restricciones de sueldo en una población con 32.000 dólares de renta per cápita», y dejó caer que para actuar con mayor eficiencia, resulta necesario diseñar a un tiempo «un buen modelo de universidad pública-privada». Pedreño aportó la necesidad de mayor formación en habilidades para que cualquiera sea más competitivo: «Necesitamos el liderazgo de ese cambio en las universidades, porque si no nos lo impondrán y me temo que lo impondrán mal». V. B.