El rector de la Universidad de Alicante, Manuel Palomar, propinó ayer una sonora bofetada al presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, pero en la cara del director general de Universidades, José Miguel Saval, quien acudió en nombre del jefe del Consell a la apertura oficial del curso universitario en el Paraninfo .

La proclama que leyeron los estudiantes al inicio del acto en favor de la enseñanza pública y el aumento de becas previa autorización pactada con el propio rector, se quedó muy corta al lado del discurso del propio Palomar, que culpó al Consell de estar «inflando una nueva burbuja educativa privada» a base de «atizar la ansiedad de las clases medias por su futuro», y creando «oportunidades de inversión para el sector privado» a través de las «becas préstamo».

Echó por tierra el método de pago dilatado de las matrículas anunciado recientemente por Fabra ante los mismos rectores de las universidades públicas que ayer hicieron piña con Palomar. Momentos antes el director general de Universidades reiteraba la excelencia de estas becas «que proporcionarán recursos a los dos tercios de alumnos no becados. Soy el primero que quiere más dinero para becas pero no se puede ocultar la objetividad», decía.

Las privadas que vienen

Consciente de actuar como portavoz que lo es de los rectores valencianos, Palomar criticó ferozmente la próxima implantación de dos nuevas universidades privadas en la provincia, tras el permiso a la Internacional Valenciana (VIU) para impartir tres grados ya «sobrerrepresentados en el sistema publico valenciano» por los «mismos» que afirman que ya «hay demasiadas universidades», criticó.

De nada le sirvieron las inversiones millonarias a las que aludió Saval para tratar de demostrar «la apuesta del Consell por la universidad pública, con 1.051 millones invertidos. Si esto es un ataque que venga Dios y lo vea», se defendía. Pero la rebaja de un 12% en la inversión en la enseñanza desde 2012, la pérdida de un 9% de docentes y la subida del precio de las matrículas, son extremos que no casan, a juicio del rector, con el «fomento y financiación indirecta de las universidades privadas, forzosamente de mayor coste y menor calidad media que las públicas», observó

Para Palomar «no hace falta ser un lince» para concluir que las «reformas», ajustes y demás eufemismos sirven para «degradar la universidad pública, encarecerla y abrir un mercado alternativo para la privada».

Lejos de las reivindicaciones históricas para la propia UA que suelen presidir las aperturas oficiales del curso, el rector se erigió ayer en adalid de la oposición política, poniendo en solfa la gestión económica practicada por el PP incluso desde el Gobierno central: «No parece que las campañas de denostación del sector público hayan calado entre la sociedad.Los ciudadanos no asumen las tesis de quienes ven en el sector público el problema de nuestra economía, como tampoco sus explícitas prioridades de gasto con las élites económicas», denunció.

Para contrarrestar, Saval culpó al rector posteriormente de pintar un «apocalipsis que no es cierto», y se excusó sobre las privadas apuntando que el Consell está atado de manos para aprobarlas si cumplen la legalidad, aludiendo a que solo un cambio legal nacional podría impedirlas.