La provincia ha perdido 50.000 coches de gasolina en los últimos cinco años, prácticamente la misma cifra en la que se ha incrementado el parque de turismos con motor diésel. Según las estadísticas de la Dirección General de Tráfico, en marzo de 2013 los datos más recientes disponibles había en los municipios alicantinos 477.734 coches de gasolina, cuando un lustro antes, en el mismo mes de 2008, la cifra era de 527.696. Mientras tanto, el número de utilitarios propulsados por gasóleo ha pasado de 381.242 a 431.396, lo que muestra hasta qué punto este carburante ha ganado presencia en el parque automovilístico de la provincia.

En el último año se ha acentuado una tendencia que ya se viene advirtiendo desde hace algún tiempo. Si en marzo de 2008 había un 38,4% más de coches de gasolina que diésel, cinco años después esa ventaja se había reducido a menos del 11%. De esta forma, se ve todavía más cerca el momento en que los motores de gasoil sobrepasen a los que utilizan el combustible más tradicional. En el conjunto de España ya se ha producido esta situación, dado que hay casi 12 millones de turismos propulsados a gasoil por apenas 10.200.000 de gasolina. De hecho, Alicante es una de las pocas provincias donde sigue habiendo aunque probablemente por poco más vehículos a gasolina.

Una de las razones para que cada vez haya más demanda de coches a gasoil es el precio de venta del combustible, menor que el de la gasolina. Las diferencias de coste entre ambos carburantes son ahora menores que en otros tiempos e, incluso, puntualmente el gasóleo ha costado más, pero aún así, esa balanza sigue a favor del diésel. Un litro de gasóleo A cuesta alrededor de 1,38 euros de media en la provincia, mientras que la gasolina de 95 octanos se sitúa en torno a 1,46. Esa desventaja ha compensado tradicionalmente el menor coste de compra de un vehículo de gasolina. Pero además, en los últimos años ha tomado auge otro factor, el de la durabilidad. En un panorama económico complicado, donde la adquisición de un vehículo se presenta como un sobreesfuerzo extraordinario, se busca que el coche tenga la mayor vida útil posible. Y, en este sentido, el hecho de que un coche diésel pueda alcanzar los 300.000 kilómetros sin excesivos problemas de mantenimiento puede resultar clave.

En estos momentos, la utilidad de los vehículos se apura al máximo, tal y como indica el total estancamiento que sufre el parque. El número de turismos en la provincia es de 909.213, según los últimos datos, prácticamente los mismos que cinco años atrás. Una situación que contrasta mucho con el fuerte incremento que se produjo entre 2005 y 2008, en que la cifra de coches en los municipios alicantinos creció en 64.000, al amparo de la bonanza económica. Todavía en el primer trimestre de 2008 se matricularon 24.982 turismos en la provincia, mientras que entre enero y marzo de este año sólo se ha llegado a 13.405.