Ni la amenaza de lluvia pudo frenar ayer una de las fiestas más antiguas de la ciudad, con 173 ediciones. El barrio del Raval Roig se reafirmó en que las tradicionales fiestas en honor a la Virgen del Socorro están muy arraigadas entre sus vecinos.

Aunque por la mañana hubo que suspender por las precipitaciones el desfile que Gigantes y Cabezudos, acompañados de dolçainas y tabalets, la Mayordomía mantuvo el programa matinal con la cucaña de mar en la playa del Postiguet. Los más pequeños compitieron caminando sobre un caballete impregnado de jabón dentro del mar y el ganador se llevó un jamón a casa. Coincidiendo en el tiempo se repartieron los ingredientes para el concurso de calderos, que se celebró a las 13 horas en el Racó Popular y cuyo primer premio recayó de nuevo sobre Trinidad Ayala, que en la última edición ya demostró sus dotes culinarias.

Por la tarde, los juegos populares tomaron todo el barrio desde las cinco y hasta el arranque de la popular «poalà», una fiesta que se celebra desde hace más de 60 años en el barrio. Cientos de asistentes se lanzaron cubos y cubos de agua en la calle Virgen del Socorro hasta agotar las dos cubas que la Mayordomía, presidida este año por Ambrosio Morte, volvió a contratar. Peñistas y vecinos no cesaron de lanzarse cubazos hasta agotar los 25.000 litros de agua no potable pero reciclada, inocua para la salud, y acabar con todo el que se acercaba pasado por remojo. Después del pasacalles musical llegó otro de los actos más esperados y competidos, el desfile de disfraces por las calles del barrio, que concluía en la plaza del Topete con un concurso para los adultos, la entrega de premios y la disco popular.

Hoy tendrá lugar la Ofrenda de flores, a las 11 horas, la fiesta de la espuma, a las 13.00, el concurso de tortillas, a las 14.30, y la procesión, a las 19.30 horas.