­Ni los alumnos del colegio La Aneja ni los del colegio Manjón Cervantes podrán empezar el curso en las nuevas instalaciones escolares comprometidas. Sí lo harán los del colegio San Roque, hasta ahora divididos en dos edificios y con el patio de recreo en una plaza del Casco Antiguo.

Educación ha descartado, por contra, construir otro centro que sustituya al de La Aneja en el Tossal, pese a que Ciegsa -constructora de centros escolares- solicitara hace año y medio la licencia de obras al Ayuntamiento, y que le fuera concedida hace dos meses.

«No es un centro necesario. Sería incongruente mientras en San Blas se cierran aulas. Se dejará morir la licencia de obras, pero sí que se necesita un proyecto de mejora, porque los techos de escayola están apuntalados. Es un centro antiguo y hay que reforzar las marquesinas por seguridad, así que trasladamos a la conselleria la necesidad de que se acometa una reforma», precisó el edil de Educación, Antonio Ardid.

Barracones

Tampoco la comunidad educativa del Manjón Cervantes puede lanzar todavía las campanas al vuelo, pese a que el proyecto de reforma del centro, ubicado en el corazón del barrio El Pla-Carolinas, está presupuestado por 819.320 euros, financiados entre la Generalitat y el Ayuntamiento.

Por quinto curso consecutivo los estudiantes volverán a las aulas prefabricadas, tras verse desalojados urgentemente por «ruina técnica» de su centro original en febrero de 2009 a consecuencia del agrandamiento de unas grietas en la fachada del edificio que ya se habían detectado siete años atrás.

Aunque en un primer momento se anunció la demolición del colegio para construirlo de nuevo, la Conselleria de Educación se inclinó dos años después, en enero de 2011, por la rehabilitación.

Los informes del Consell constataron la ilegalidad de construir un nuevo centro en la parcela original, ya que la falta de espacio no permitía cumplir la normativa vigente en materia de aulas. Además, disponían de un informe técnico de rehabilitación que rebajaba singularmente los costes y aseguraba que solo hacía falta reforzar parcialmente el centro.

Ayer mismo, el edil Ardid confirmó que está previsto iniciar la reforma del edificio escolar en el primer trimestre del año que viene, con la intención de que éste sea el último curso que estos alumnos estudian en barracones y poder erradicar de esta forma las prefabricadas del término de Alicante, porque son las únicas que quedan en la ciudad.

El Ayuntamiento aportará para la obra 469.320 euros y la conselleria 350.000 euros. Mientras que Educación se encargará de la cimentación y refuerzo estructural del edificio, así como de instalar aseos en las aulas de Infantil -licitando en primer lugar este proyecto-, la concejalía abordará la reforma interna y el mantenimiento: cambio de la instalación eléctrica, nuevas pistas, aseos exteriores y más espacios.

La presidenta de la AMPA, María Ángeles Fernández, advierte que después de tanta espera «hasta que no les vea trabajando dentro no me lo creo», y que seguirán «movilizados» hasta que se haga.