El pleno del Ayuntamiento de Alicante aprobó ayer una subida generalizada de tasas del tres por ciento, incluyendo la de basuras y el impuesto de vehículos. Sin embargo, los únicos momentos de tensión se produjeron cuando se trataron los tema de Ikea y del plan Rabasa, que monopolizaron gran parte del pleno. El PSOE, por su parte, optó por retirar su moción sobre el centro comercial para evitar más divisiones en el grupo municipal.

Sobre los tributos, Fernando Llopis, por UPyD criticó la subida de 16 tasas y tributos «en época de crisis», y lo achacó a la «mala gestión del PP» y «al plan de ajuste» que se va visto obligado a aplicar el Ayuntamiento por esa «mala gestión». EU, por su parte, criticó el «descontrol económico total y absoluto» del Ayuntamiento y su portavoz, Miguel Ángel Pavón, denunció que «suben todas las tasas pero hay algo intocable que son los beneficios de los grandes empresarios». El edil de Hacienda le tildó de «caradura político» y le replicó a Pavón que «el Ayuntamiento ha rebajado todas las grandes contratas en un 20 por ciento sin reducir los servicios», lo que supone menos beneficios para las empresas, según el edil del PP. Miguel Ull, por el PSOE, acusó al PP de «voracidad recaudadora incluso en época de crisis».

La implantación de Ikea en Alicante prometía un pleno caliente y así fue, y ello pese a que el portavoz socialista, Miguel Ull, siguiendo las directrices del secretario general local, Gabriel Echávarri, decidió retirar del orden del día la moción en la que se daba via libre a Ikea para instalarse en Rabasa y con su gran centro comercial.

La marcha atrás de Echávarri pretendía calmar los ánimos, ante una moción que ha vuelto a dividir al grupo municipal en dos bandos irreconcilliables y que amenazaba con más indisciplina de votos, conflictos y amenazas de expulsiones del partido, tal como señalaba ayer este periódico.

La versión oficial, según Ull, es que se retiraba porque era una moción «precipitada» y para «abrir un periodo de reflexión» sobre el asunto e incluso pedir un pleno municipal extraordinario. Desde el sector crítico municipal, sin embargo, atribuyen el cambio a un toque de atención desde el partido en Valencia, aunque Echávarri lo desmintió con rotundidad.

Esta retirada de la moción socialista no evitó que el asunto se tratara en el pleno, ya que EU presentó una propuesta para que el Consell, que deberá aprobar en las próximas semanas la tramitación por urgencia del centro comercial, exija tres condiciones a la mercantil: que no sea en terrenos de Rabasa, que no se acompañe de un gran centro comercial y que se consulte al sector del mueble de la provincia.

El portavoz socialista intervino sobre esta moción pero evitó pronunciarse sobre el fondo de la misma ante las tensiones internas en el grupo municipal, lo que provocó una encendida reacción de la alcaldesa. Sonia Castedo arremetió contra Ull por tomar la palabra para «no decir nada» del asunto.

Además, en la votación el PSOE se abstuvo, una decisión salomónica para evitar más enfrentamientos internos, puesto que la petición de EU es antagónica con la moción de Echávarri.

Por EU, su portavoz reclamó a la alcaldesa que se ausentara del pleno durante el debate del tema de Ikea y de Rabasa, por su «manifiesta amistad con Enrique Ortiz». La alcaldesa no sólo no atendió a la petición de Miguel Ángel Pavón, sino que alzó ostensiblemente el brazo para votar en contra y rechazar la propuesta de EU. Tras la votación La primera edil tomó la palabra para manifestar «qué miedo me da EU, miedo de que haya personajes como usted», en alusión a Pavón.

El PSOE también preguntó sobre el futuro del plan de Rabasa, tras los reveses judiciales. Dicho plan fue calificado de «estafa» por la edil Loles Fernández, a lo que Castedo replicó expresando su «estupefacción» y recordó que el PSOE aprobó este plan, por lo que añadió que «no entiendo nada».