A la amenaza de «expulsión inmediata» del partido ha tenido que recurrir el secretario general local, Gabriel Echávarri, para imponer que el grupo municipal socialista respalde en el pleno municipal de hoy su decisión de apoyar la construcción del centro comercial de Ikea en Rabasa, pese a que la mayoría de ellos está en contra e incluso denuncian que vulnera el programa municipal socialista.

Cuando parecía que ya nada podía superar los despropósitos y disparates provocados por el enfrentamiento interno entre los concejales del PSOE en los últimos meses, sus responsables parecen empeñados en el más difícil todavía. Sólo así se explica que en el pleno municipal de hoy su portavoz, Miguel Ull, presente una propuesta de declaración institucional sobre Ikea pese a que la mayoría está en contra, tal como se pudo constatar ayer cuando cuatro de los seis ediles que asistieron a la reunión convocada para tratar este asunto expresaron su rechazo al mismo.

Lejos de dar marcha atrás, Ull advirtió que la propuesta sobre Ikea parte de Gabriel Echávarri y amenazó con la expulsión inmediata del PSOE a quien vote en contra. A estos extremos tiene que recurrir el secretario general local para que sus propuestas salgan adelante en el grupo municipal. Los cuatro ediles díscolos recalcan que apoyan la llegada de Ikea pero, tal como establece el programa electoral socialista, nunca en suelo de Rabasa ni acompañado de un gran centro comercial.

Ni que decir tiene que la reunión donde se debatió este asunto estuvo dominada por la tensión y los enfrentamientos verbales.

Tal como señaló ayer este periódico, la propuesta socialista, que respalda la tramitación por urgencia del centro de Ikea en Rabasa tras la anulación del plan parcial, es muy similar al convenio que la alcaldesa, Sonia Castedo, suscribió con la mercantil sueca para instalarse en Alicante.