El consejo de administración de la Autoridad Portuaria de Alicante aprobó ayer las condiciones para la privatización de la gestión de la terminal de cruceros de Alicante que, al margen de la acogida de los grandes barcos turísticos, podrá utilizarse, a partir de ahora, como centro de congresos y recinto para organizar reuniones y fiestas.

De esta forma, el presidente del puerto, Joaquín Ripoll, intenta relanzar una actividad que ha caído un 30% por la crisis, la falta de atractivo de la ciudad para los cruceristas y el desvío de barcos a Valencia y Cartagena y, por otro lado, buscar ingresos para las cuentas del puerto. Números que fueron positivos en 2013 -200.000 euros de superávit-, pero que siguen colocando al puerto entre los peores de España y, por lo tanto, en permanente riesgo de convertirlo en un apéndice del superpuerto de Valencia.

La ampliación de los usos de la terminal de cruceros supone, por otra parte, una nueva iniciativa, ésta desde el puerto, para dotar a la ciudad de infraestructura de congresos, dada las carencias que tiene la capital de la provincia por el parón del proyecto del gran centro prometido en el barrio de Sangueta, y la supuesta infrautilización del Auditorio Provincial, según denuncian los hoteleros. El puerto invirtió dos millones de euros en 2003 en la rehabilitación de antigua terminal de cruceros, ubicada al final del muelle 14.

Por otro lado, en la reunión del consejo de administración, Ripoll explicó las negociaciones que mantiene con Marina de Poniente sobre la gestión del complejo de ocio Panoramis. La empresa ha cumplido con dos de las condiciones a las que se comprometió al aprobar el plan de viabilidad aprobado por el juez.

La retirada de los litigios que mantenía con la Autoridad Portuaria y la cesión al puerto del antiguo edificio del Varadero, que volverá a sacarse a concurso para buscar rentabilidad. El presidente del puerto apuntó, en este sentido, que «con Marina de Poniente hemos pasado de una situación con bastante conflictividad a una relación en la que la comunicación es mucho más fluida, lo que resulta beneficioso para ambas partes», según explicó Ripoll quien también busca ahora gestores para el antigo edificio de la Lonja del pescado, tras el fracasado intento de los mayoristas por asumir su gestión.

Astilleros para la historia

Ripoll comunicó también a los miembros del consejo que ya es oficial la desaparición de Astilleros de Levante (la quiebra fue certificada por el Juzgado el pasado marzo), empresa que no superó el concurso de acreedores. El puerto recupera la dos naves que se construyeron y que mantenían en concesión en los muelles.