El mar como único paisaje, tranquilidad, silencio y la libertad de ir donde quieras. La provincia de Alicante posee un fiel mercado de visitantes que cada año decide pasar sus vacaciones en nuestras costas a bordo de un barco de alquiler. En los últimos años, han proliferado las empresas que se dedican a arrendar estas embarcaciones en diferentes puertos de la Costa Blanca. Un negocio que sortea la crisis gracias a la imaginación de los empresarios para buscar fórmulas que se adapten a todos los bolsillos.

«Antes prácticamente nos dedicábamos sólo a alquilar los barcos por semanas y así podíamos trabajar todo el verano», explica Ariadna Belloch, responsable de una de estas empresas. Sin embargo, ese tipo de mercado está ahora muy parado «y hemos tenido que ofrecer otras alternativas más económicas, como alquilarlos sólo una mañana o hacer paquetes con motivo de acontecimientos especiales, por ejemplo para ver los fuegos en Hogueras». Los cumpleaños, las escapadas a Tabarca, las despedidas de soltero o el alquiler de los barcos a escuelas de vela también contribuyen a que el negocio se mantenga más o menos activo durante todo el año.

Lejos de estereotipos, quienes se dedican a esto defienden que se trata de una forma de hacer turismo que a la larga supone el mismo desembolso que alojarse en un hotel de la costa. «Desde 50 euros al día por persona puedes alquilar un barco, con la diferencia de que duermes en el mar, vas donde quieres, comes a la hora que te da la gana y te puedes bañar tu solo en alta mar», señala Adrián Moralo, responsable de otra empresa.

Muchos propietarios de barcos ven además, en esta fórmula de negocio, una manera de sacar algo de dinero a sus embarcaciones, alquilándolas durante los meses de verano.

El turismo nacional, sobre todo procedente de Madrid, es el que se decanta mayoritariamente por esta forma de conocer nuestra costa. «Lo normal es pasar todo el día navegando de cala en cala y fondear en una de ellas para dormir, aunque también existe la posibilidad de atracar en un puerto para pasar la noche», señala Javier Ibáñez, propietario de otra de las empresas de alquiler que opera en la provincia.

Los barcos se alquilan para grupos de 6 a 12 personas, con o sin patrón y la escala de lujo en la que se mueve este sector parece no tener límites. Hasta 120.000 euros a la semana pide un empresario de la provincia por alquilar su barco, de 37 metros de eslora y una tripulación de ocho personas, en Baleares. Jacuzzi, motos de agua, lanchas, equipos de buceo para descender hasta 40 metros, cocinero a bordo... «es como un hotel de lujo con capacidad para 12 personas», explica el empresario.

A diferencia del resto del sector, para este mercado del alquiler de barcos de lujo, los clientes «son siempre extranjeros, normalmente propietarios de grandes empresas, pero también futbolistas y algún que otro famoso». Pese a que nunca ha tenido problemas en alquilar su embarcación, este empresario lamenta que España «tenga el IVA más alto de Europa para este tipo de productos». En Francia o en Grecia, añade, «el IVA no pasa del 7%. No comparto que aquí se haga pagar tanto a los turistas, cuando habría que cuidarles porque dejan mucho dinero en nuestro país».