Pese a la crisis y al hecho de que la tarifas lleven congeladas tras tres años, Cristina Rodes subraya que el verano va bien gracias, sobre todo, al turismo extranjero, que representa ya el 60% de la clientela de los hoteles de Alicante. La presidenta de los hoteleros reclama, no obstante, una mayor implicación de la Administración. «Las grandes obras son importantes como el centro de congresos o contar con un gran paseo marítimo, pero también son importantes los pequeños detalles. Alicante debe creerse que es una ciudad turística. No puede consentir, por ejemplo, que se cierre la lanzadera del tranvía desde Sangueta en pleno verano, o que a mediados de julio las playas no estuvieran totalmente acondicionadas, algo que debía haberse hecho en elmes de mayo».

¿Cómo va el verano?

Bien. No nos podemos quejar. Gracias al turismo extranjero, que representa ya el 58% de la ocupación de los hoteles, junio fue bueno y julio lo cerraremos con datos superiores a 2012. Siempre con el matiz de la incertidumbre porque, ahora mismo, la gente reserva en el último minuto y eso genera una gran incertidumbre, como lo demuestra el que en pleno julio sigamos contratando personal para cubrir la demanda. Y algo importante, trabajamos con precios de hace tres años. Las tarifas en el sector están congeladas.

¿Y la rentabilidad?

El equilibrio de los precios y la ocupación nos da estabilidad y permite tener los hoteles abiertos, pero está claro que para combatir esta realidad lo que hace falta es que la ciudad responda y demos valor a lo que tenemos para que la ocupación se mantenga todo el año. Ahí, la Administración falla. No sólo se trata de la promoción, que fue muy buena en invierno, a pesar de que no había muchos medios. Hay que cuidar los detalles pequeños, pero estratégicos, tanto como las grandes obras, necesarias como el centro de congresos o el paseo marítimo, pero ahora deben esperar. Por ejemplo, entiendo que la lanzadera del TRAM entre Sangueta y la playa del Postiguet no sea rentable, pero cerrarla en pleno verano y sin información previa ha sido una burrada. ¿No podían haberlo hecho en enero o en octubre?

¿Alicante, ciudad turística?

Por supuesto, pero tiene que creérselo. Las playas deben acondicionarse en mayo y no que a mediados de julio no tuvieran todavía las balizas, y así muchas cosas. El control de los negocios sobre la arena, los ruidos, el botellón. Lo decía el otro día un chico norteamericano en el periódico. En su país está prohibido beber en la calle. En Alicante, también; pero se permite. La ciudad no entiende qué es un destino turístico. ¿Cómo se puede llegar a la temporada alta sin todo preparado? Temporada alta sólo hay una, y cada vez más corta.

¿Han notado ya el impacto del AVE como granero de turistas?

Las cifras son espectaculares pero reitero lo que vengo apuntando desde que se inauguró la línea de alta velocidad. El impacto positivo se tiene que notar a partir del otoño y para ello el tema de los precios resulta fundamental. Ahora mismo estamos en verano y, además, los precios son muy buenos. Algo que, seguro, influye en la alta ocupación de los trenes. Esperemos al otoño, porque también hay que tener en cuenta que muchos de los pasajeros del AVE tienen en Alicante su segunda residencia. No obstante, aunque no tengamos datos directos de la relación entre la ocupación del AVE y la de los hoteles, seguro que algo habrá influido. Lo importante, insisto, es que se mantengan las tarifas y no se disparen los precios cuando se reduzca el tiempo de viaje al entorno de las dos horas.

El turismo extranjero crece y crece. ¿Tiene algo que ver el aeropuerto?

Por supuesto y no es de recibo que sigamos teniendo los accesos que tenemos. Eso son los detalles que la Administración tiene que tener en cuenta.