Casi 300 niños con problemas visuales estudian en colegios de la provincia de Alicante. Como el resto de sus compañeros, ellos también tienen que estudiar, por ejemplo cómo es el mapa de España, el aparato digestivo o cómo se clasifican los triángulos. Todo el material educativo que utilizan estos alumnos sale cada año, perfectamente adaptado, del Centro de Recursos Educativos de la Once en la ciudad de Alicante, el antiguo colegio Espíritu Santo.

Mapas en relieve, gráficos, libros en braille, cuentos para los más pequeños con distintas texturas... cada año se imprimen en estas instalaciones más de 2.300 publicaciones para hacer el día a día más fácil a los alumnos con problemas visuales, desde los niños de Infantil hasta los universitarios o los opositores. Desde Alicante se abastece no sólo a la Comunidad Valenciana, "también a Aragón, Castilla La Mancha y Murcia", explica Cristina Pérez, directora del Centro de Recursos Educativos de la Once. Y aquí no sólo se imprimen libros de texto, "también editamos otros libros, como novelas o material específico de trabajo, a petición de los socios de la ONCE".

Estos meses es cuando más trabajo tienen en este centro. "El inicio de curso está a la vuelta de la esquina y los niños tienen que tener sus libros. Eso, unido a que cada año las editoriales cambian los libros, provoca que por estas fechas no demos abasto", explica Pérez. A la hora de adaptar un libro al sistema braille, "hay que tener en cuenta que no sólo se transcribe el texto, también los dibujos, gráficos, planos o láminas que éste puede tener". Por eso, además del braille, el relieve es el otro formato que se usa en este tipo de publicaciones. El resultado es que un solo libro "puede ocupar 5 ó 6 tomos una vez que se ha adaptado a un alumnos con problemas visuales". Para que el estudiante pueda seguir el ritmo de la clase, "cada hoja lleva una doble numeración, la suya y la que corresponde al libro que sigue el profesor".

Antes de que termine el curso escolar, en este centro de la ONCE ya saben qué material se utilizará el siguiente año. "Si lo tenemos en nuestra base de datos es sencillo, sólo hay que hacer copias. Si se trata de una obra nueva hay que escanearla, convertir el texto en braille y las láminas hacerlas en relieve", afirma Juan Sánchez, coordinador del Servicio de Adaptación y Recursos Didácticos y Tecnológicos de la Once. Una comisión a nivel nacional trabaja para unificar el sistema braille en todo el país, "de forma que el símbolo del exponente, por ejemplo, sea igual en Alicante que en Zaragoza".

Para los profesionales que trabajan en este centro, lo más difícil es adaptar las láminas. "No puedes hacer la misma adaptación en tinta que en relieve, porque si introduces demasiada información, el alumno se pierde", explica Cristina Pérez. Por eso, cualquier recurso sirve para llevar el tacto a una ilustración. "En un mapa utilizamos, por ejemplo, papel de lija para simular el mar; los átomos los ilustramos con tachuelas y fichas de parchís y los gráficos vienen representados con líneas de distinto grosor", sostiene la directora de este centro.

Aquí también se adaptan exámenes, como por ejemplo las pruebas de Selectividad. "Los exámenes nos vienen en sobres cerrados. Nos encerramos todo un día y los transcribimos con un profesor de testigo para que dé fe de que todo el proceso se ha hecho con transparencia", sostiene Juan Sánchez.