La falta de presupuesto para terminar las obras del túnel de la Serra Grossa, proyecto clave para aumentar las frecuencias del TRAM, ha terminado por obligar a la Conselleria de Infraestructuras a tapiar la entrada de la boca del túnel, y evitar así que la infraestructura se convierta en una zona de asentamiento de personas sin techo, o víctima de actos vandálicos como los que ha sufrido la Línea 2 del tranvía durante los dos años que ha estado parada tras acabarse las obras.

La excavación del túnel, que formaba parte del ambicioso proyecto del Plan Bahía, lleva paralizada desde la primavera de 2011 y, en principio, no se reanudará hasta, al menos, 2016, si es que la consellera Isabel Bonig logra convencer al presidente Alberto Fabra, y éste le concede una parte de los 10 millones de euros que necesita para terminar las obras, un auténtico hito arquitectónico que, de momento, no sirve para nada, por lo que se ha convertido en un monumento al despilfarro de los tiempos del gobierno de Francisco Camps.

Algo similar a lo que ha sucedido con la estación de Sangueta del TRAM, que costó 1,5 millones de euros al encuadrarse en una iniciativa de integración paisajística para recuperar la Cantera, y que hoy se ha quedado como un apeadero para algunos trenes, al suprimirse la lanzadera al Postiguet.

La Conselleria de Infraestructuras no podrá contar, en principio, con fondos para terminar la variante de la Serra Grossa del Tram hasta comienzos de la próxima legislatura, lo que impide terminar el túnel que atraviesa la sierra en la Cantera.

La excavación del túnel finalizó en abril de 2012, tras diecisiete meses de trabajos. Se trató de una obra complicada, extraordinaria por su calidad de ejecución y nuevo hito arquitectónico de Alicante al convertirse en el túnel más largo del tranvía. Sin embargo, a la ejecución del proyecto también le llegaron los recortes. El retraso impide ampliar las frecuencias del tranvía entre Alicante, playa de San Juan y El Campello y los trenes con Benidorm, una de las asignaturas pendientes de FGV.

El proyecto que comenzó a ejecutarse en el verano de 2010 tiene un presupuesto de 36 millones de euros y hasta abril de 2012 había cumplido los plazos, pero el ajuste presupuestario del Consell le pasó factura. Una vez culminada la excavación del túnel, del que se extrajeron 98.000 m3 (147.000 toneladas de tierra, roca y arenas), falta ahora revestirlo de hormigón antes de comenzar la instalación de vías, catenaria y electrificación.