Maestro de Infantil y Primaria durante los últimos siete años, Daniel Rubio se siente como si nunca hubiera existido para la Conselleria de Eduación. "Es muy frustrante trabajar durante siete años para que luego no existas", dijo ayer.

A sus 32 años es uno de los 1.400 maestros que se ha quedado fuera de la adjudicación de julio. "El inspector de mi centro llegó a alabar mi trabajo con un niño con dictamen pero como entré en la enseñanza por la bolsa extraordinaria de hace siete años, es como si no hubiera ejercido porque no he aprobado ninguna oposición".

No se da por vencido. Ha salido de la lista en la que podía optar a una plaza en su tierra y se ha apuntado a otra del exterior para maestros españoles: "Estoy el número 35 en Marruecos. Corren poco esas listas, pero el año pasado llamaron al número 39", confía.

Vaivenes

En cuanto acabó la carrera, y sin tiempo para prepararse una oposición, le llamaron desde Educación porque hacían falta docentes urgentemente, por bolsa extraordinaria. "Una vez que te pones a trabajar ya no te da tiempo a estudiar unas oposiciones en condiciones y lo vas dejando, además de que los primeros años lo que contaba más era la experiencia y había que sumar puntos así".

El acuerdo de Educación del 26 de abril le ha ado la vuelta a la tortilla al puntuar más la nota, y se ha presentado a las oposiciones: "Decidí leer ante el tribunal un texto reivindicativo para contar el infierno que han supuesto estos dos meses de estudio, porque con la ansiedad de que te vas a la calle no te entran los temas y te vas llorando a dormir. Es una presión extra: o apruebas o te vas fuera. Y tampoco asegura nada a nadie porque pasas a una bolsa ficticia después de más de 3.000".