La aparición de una manta-raya a escasos metros de la orilla de la Playa de San Juan -frente al primer puesto de socorro ubicado en la zona próxima al Cabo de la Huerta- obligó ayer a desplegar un espectacular equipo de salvamento, ya que esta "prima-hermana" de los tiburones se encontraba desorientada y no podía volver mar adentro al chocar con los bancos de arena cercanos a la orilla.

Policía Local, Guardia Civil, socorristas y voluntarios tuvieron que emplearse a fondo durante alrededor de 90 minutos para conseguir que la manta, con una envergadura cercana a los 1,5 metros alcanzara la profundidad necesaria para poner rumbo hacia zonas más seguras del Mediterráneo. Un mar habitualmente hostil con las mantas y todo tipo de escualos, por el peligro que representa la pesca de arrastre. Al final, y con la ayuda de una patrullera se logró meter a la manta en una red y de allí conducirla hacia mar adentro, para regocijo de todo el equipo que participó en el salvamento.

Las mantas habitan en mares de aguas templadas de todo el mundo, se alimentan de plancton, peces pequeños y calamares. Generalmente, al igual que los tiburones, tienen peces limpiadores o rémoras pegadas a la parte inferior, que buscan las sobras que quedan de su alimentación y también buscan protección. Las mantas, como especie que habita en los fondos marinos, son de las especies que padecen mayor presión debido, principalmente, a la pesca de arrastre.

La creación de reservas marinas y la persecución de las capturas con redes de deriva ayudarían a aliviar la presión que existe sobre las rayas del Mediterráneo. Las manta rayas viven alrededor de 30 a 40 años y sólo tienen entre una y dos crías en toda su vida.