La manifestación contra los recortes del Gobierno en educación, sanidad y políticas sociales convocada ayer en Alicante resultó visiblemente más deslucida que otras movilizaciones similares llevadas a cabo en los últimos meses. Quizá fuera el cansancio ciudadano, quizá las fechas -con una ciudad sumida ya en el ambiente previo a las Hogueras-, quizá la cercanía en el tiempo de la protesta contra el tijeretazo a las prestaciones de la Ley de Dependencia de la semana pasada o quizá una coincidencia de muchos factores, pero lo cierto es que la afluencia a la cita no fue demasiado numerosa. La organización cifró los asistentes en 4.000, mientras la Policía Nacional los dejaba en sólo 550. Haciendo un cálculo medio, unas 2.000 personas podían estar siguiendo la lectura del manifiesto final en la plaza de la Montañeta, al término de la marcha.

La convocatoria partía de la Cumbre Social, que aglutina a sindicatos, partidos de izquierda y colectivos ciudadanos y educativos de muy diverso tipo. Precisamente, ante esa heterogeneidad, se fijaron dos inicios para la manifestación: una, por parte de los colectivos sociales, ante la Diputación; la otra, de corte más educativo, ante la Dirección Territorial de la Conselleria en el barrio de Benalúa. Tras confluir en la glorieta de la Estrella, se dirigieron por la vanida de Maisonnave hasta la puerta de la Subdelegación del Gobierno.

"Per una Europa més social i democràtica. Contra les retallades socials" era el lema principal, seguido de "No a la LOMQE [siglas en valenciano de la nueva Ley de Educación]. No als acomiadaments. Per una escola pública, laica, de qualitat i en valencià". El colectivo educativo se hacía especialmente oír con animados compases de "dolçaina", junto con la presencia de plataformas de algunas comarcas de la provincia.

La relativamente escasa afluencia no era impedimento para que los presentes expresaran su indignación por la situación. Un ejemplo muy evidente lo ponía una mujer que, sobre su silla de ruedas, portaba un cartel con este mensaje: "Rajoy, si tienes que recortar: Ejército, Iglesia y Casa Real". Su hija explicaba que la mujer ha visto reducida su ayuda a la dependencia de 468 a 37 euros mensuales, mientras otra acompañante afirmaba, refiriéndose al Gobierno y a la Generalitat: "Son malvados, no tienen conciencia ni corazón". Como ellas, bastantes personas más protestaban por los recortes en estas prestaciones.

Por "otro modelo productivo"

El manifiesto final, a diferencia de otras ocasiones, no fue leído por representantes sindicales, sino por la periodista alicantina Menchu Illán, afectada por el expediente de regulación de empleo (ERE) de Canal 9 y a quien, por este motivo, el presentador del acto definió como "una represaliada" por la administración. El texto apelaba, entre otras cosas, a "un cambio de modelo productivo, diálogo social y una fiscalidad gradual". También incidía en "el fin de la política de recortes en los servicios públicos", por sus negativas consecuencias sociales.

Más becas de estudio y ayudas al transporte

Buena parte del manifiesto aludió a la educación, reivindicando "una escuela en valenciano y de calidad, con becas de comedor, transporte escolar y becas al estudio que superen las desigualdades sociales". También incidió en que la enseñanza universitaria no debe "discriminar por falta de recursos económicos", así como en el refuerzo a la Formación Profesional y la de personas adultas. La intervención de Menchu Illán fue interrumpida en este punto por aplausos, al igual que cuando recordó que "la salud es un derecho, no un privilegio", cuya gestión debe estar "sin privatizar", y al señalar que la reforma judicial "criminaliza a los movimientos sociales".A. T.