Cuatro organizaciones empresariales, cuatro portavoces, cuatro intereses y una misma idea: hacer presión en Madrid para que tanto Fomento como los círculos económicos de la capital sepan que, para el empresariado alicantino, AVE significa viaje de dos horas y más de nueve frecuencias al día. Esta fue la idea que vertebró la rueda de prensa que ofrecieron ayer Coepa y Cámara de Comercio junto a la Fundación ProAVE y la Asociación Valenciana de Empresarios para analizar la llegada de la alta velocidad a Alicante el próximo día 17, así como para tratar la intervención de hoy del presidente de la patronal, Moisés Jiménez, ante la ministra de Fomento y unos 80 empresarios de la capital y la provincia en Madrid.

Aunque la razón oficial de este encuentro es "vender" Alicante tanto al Ministerio de Fomento como a los socios de las patronales madrileña (CEIM) y de la CEOE; lo cierto es que ayer en la Cámara se habló más de necesidades ferroviarias que de potenciales vías de negocio a presentar en Madrid. Quizá porque lo segundo depende plenamente de lo primero: que el tren sea rápido y constante. O lo que es lo mismo: que "baje de las dos horas" y no vaya a velocidad de "tren lechero", como lo calificó ayer Vicente Boluda, presidente del lobby con sede en Valencia. Encarnó, junto a Federico Félix de ProaAVE, la parte más áspera de las reacciones al tipo de tren que llegará a la provincia.

No obstante, Jiménez (Coepa) quiso alejar la palabra "reivindicación" lo más posible de su discurso de hoy ante Ana Pastor y reiteró que el AVE es "un sueño que por fin materializamos", cuya demanda "hará que las frecuencias aumenten de forma natural" y que su velocidad crezca "en un plazo de seis meses". Y aunque Garrigós también fue suave y se limitó a anunciar que "el trabajo no ha terminado aún" tras felicitar a Fomento por "acertar" con el precio del billete; ambos tienen la misión hoy de "presionar como representantes de mil empresarios" alicantinos para que la ministra despeje "algunas dudas que quedan" sobre el proyecto, como reveló ayer Félix en su intervención. "Todos compartimos que el viaje debe ser de dos horas y que nueve frecuencias son insuficientes", admitió Garrigós tras ser preguntado sobre si coincidía con Boluda.

El empresario y presidente de ProAVE, entidad para el impulso de la alta velocidad en la Comunidad, confesó ayer sentir un "regusto amargo" por las características actuales del viaje: 2 horas y 20 minutos en el mejor de los casos y un tope de nueve frecuencias al día. "Y eso que hablamos de una línea de indiscutible rentabilidad", apuntó Félix, quien atribuyó a mediaciones "políticas" el hecho de que Cataluña y Andalucía dispusieran de alta velocidad antes que la Comunidad Valenciana.

Tras preguntarse por qué trayectos de AVE como el Madrid-Sevilla "tardan dos horas y treinta y cinco minutos teniendo 150 kilómetros más que Alicante Madrid", Boluda tuvo tiempo de dejar claro que tampoco le convencen los trenes dispuestos por Renfe para hacer el trayecto, unos "Alstom un poquito viejos".

Habiendo comprometido sensiblemente la vocación diplomática del viaje de los empresarios alicantinos, Boluda no habló mucho más, aunque su enfoque condujo a los periodistas a preguntar a Jiménez si daba por cerrada la herida que se abrió en febrero entre empresarios valencianos y alicantinos por "falta de apoyo" en el AVE. Jiménez, austero, zanjó el asunto: "Dijimos que teníamos que hacer más autocrítica y acercar posturas. Valencia, al final, no está tan lejos", aseguró.