Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno para la Violencia de Género, critica que los sectores tradicionales de la sociedad se opongan por sistema a avances como la pérdida de autoridad del hombre.

¿Algún día se hablará de la violencia de genero en pasado?

La violencia de género desaparecerá cuando decidamos. Sólo hace falta que se apueste por trabajar todas las causas que dan lugar a ella. Pero no lo veo cercano.

Ha venido a Alicante a hablar del "posmachismo como negación de la violencia de género".

El posmachismo cuestiona todo lo relacionado con la igualdad, con los avances, es una nueva estrategia del machismo. Ellos juegan con la neutralidad, se mantienen como algo diferente al feminismo. Dicen que hablan tanto para hombres como para mujeres y defienden que todo siga igual. Además, buscan en apariencia objetividad. Por ejemplo, para ellos todas las sentencias de violencia de género no condenatorias son denuncias falsas. El posmachismo es una reacción a los avances en materia de igualdad. El posmachista aboga por cambiar para seguir igual. Siempre se ha cedido en la parte superficial, pero manteniendo la referencia de autoridad del hombre.

¿España es una sociedad especialmente machista?

España es machista, como lo es el resto de Europa y del mundo. La desigualdad, que es la consecuencia social del machismo, es algo que aparece en todos los países del mundo, incluso en las sociedades más igualitarias como Escandinavia, donde existe una tasa alta de violencia de género. Aunque todos los estados del mundo son machistas, España es de los que más ha luchado contra ello. Por todo eso, existe una reacción de los sectores tradicionales y en los que buscan seguir manteniendo sus privilegios.

¿La situación no cambia con las nuevas generaciones?

No cambia lo suficiente. Estamos hablando de cultura, no de un programa de un partido político. La cultura significa que la identidad de ser hombre y mujer se configura a partir de esos valores asentados en la sociedad. Esos jóvenes actúan según creen que los demás esperan que lo hagan. Y eso no se ha modificado, porque se necesita mucha inversión en educación y continuidad, no solo se debe hablar de violencia de género dos días al año: en el Día de la Mujer y en el Día Contra la Violencia de Género. Ese cambio se debe conseguir con el tiempo, pero ahora estamos siendo testigos de una reforma educativa con la Ley Wert que elimina la asignatura -Educación para la Ciudadanía- que debería canalizar esos derechos de convivencia.

¿Cree que es un paso atrás?

No creo que sea un paso atrás, sino un salto y con impulso.

¿Por qué se habla menos de la violencia de género?

Influyen múltiples aspectos. Ahora todo está muy mediatizado por la crisis, que también afectará a la violencia de género a largo plazo, porque todo lo que no se esté trabajando ahora se manifestará en violencia. También es fundamental para esa visibilidad que antes, desde el ministerio, se ofrecía mucha información al respecto, aportábamos datos todos los meses y eso mantenía un interés informativo. Así conseguíamos que no sólo se hablara de la violencia de género por las víctimas. Ahora existe menos información y eso conlleva menos interés.

Dice que la crisis afectará a la violencia de género...

Sí. Por un lado, los factores de carácter económico se consideran estresantes sociales, no generan la violencia pero sí agravan la violencia existente. Igual que ha aumentado el paro por la crisis, no podemos decir que aumenten los homicidios por la crisis. No es una consecuencia directa. Pero la crisis dificulta que la mujer inicie una nueva vida fuera de la violencia. La situación actual se traduce en más violencia de continuidad.

Y la desigualdad, ahí sigue...

¡Y tanto! Desde el nivel coloquial, con las actitudes, hasta el nivel más social, que pasa por la cosificación de la mujer, por su sexualización o la valoración de su estética. Se sigue pensando que la mujer utiliza su libertad para ir en contra de los hombres.

De la provocación en la vestimenta se ha hablado mucho por un reciente reportaje de TVE.

Parece que la mujer provoca con la vestimenta, pero si un hombre se acorta o se estrecha la ropa lo más que hace es convertirse en un hortera, nunca se le acusa de provocar sexualmente.

¿Perderá la mujer libertad con la futura Ley del Aborto?

Esa Ley defenderá la incapacidad de la mujer para tomar decisiones. Creo que se puede criticar a una mujer por abortar, si no se comparte esa decisión, pero es terrible que no se permita que una mujer decida sobre el desarrollo de su embarazo. Se puede rechazar la decisión, de acuerdo, pero respetando la libertad, la dignidad y la autonomía de la mujer. La actual Ley no obliga a nadie, mientras que la futura impone un criterio único a la sociedad.

También existen críticos a la clonación humana.

Todos los avances científicos son buenos o malos según se usen. El trasplante de órganos, que está salvando vidas, se puede utilizar para el tráfico de órganos, pero no vamos a prohibirlo porque haya gente que haga un mal uso. La clonación puede salvar muchas vidas y resolver problemas para los que ahora no tenemos solución. No debemos rechazar el progreso científico, hay que trabajar con todo el potencial que tenemos en nuestras manos.