"En República Dominicana me siento realizado con mi trabajo. Creo que acerté al irme de España. Aquí mi responsabilidad crece día a día, voy a ritmo de saltos, mientras que en España iría a pasitos". Alejandro Murcia emigró al poco de terminar su carrera de Administración y Dirección de Empresas (ADE) en la Universidad CEU de Elche. Ahora, tres años después de iniciar su nueva vida en el continente americano, el joven alicantino trabaja como responsable financiero en República Dominicana de una empresa que dispone de tres hoteles y tiene otro en contrucción.

Alejandro se decidió por la titulación de ADE para seguir la tradición familiar. "Me atraían los números y en mi familiar había economistas, así que aposté por ADE. Según fue avanzando la carrera, empezaron a gustarme las finanzas", explica Alejandro, quien admite que antes del inicio de la crisis deseaba trabajar en el sector de las auditorías financieras.

Con esa idea, y con el objetivo de mejorar su nivel de inglés, buscó una beca para trabajar en las instalaciones de Disney en Orlando. "El empleo no tenía nada que ver con mi preparación, pero fui sólo para aprender inglés".

De vuelta a España, Alejandro tenía una idea de vida que no se llegó a concretar. "Vine en busca de un empleo. Pero no me surgió nada medianamente digno", señala el joven financiero, que a su regreso a España su trabajo fue buscar trabajo: "Tenia un tomo de currículums que fui repartiendo. Dejé en multitud de empresas, desde algunas ubicadas en el Parque Industrial de Elche hasta auditorias internacionales. Pero nada. Me surgió alguna entrevista, pero sin respuestas afirmativas durante unos dos meses".

A través de un amigo, se inscribió en la bolsa de trabajo del CEU en Madrid. Ese gesto, a la postre, marcó su vida. "Me salió la posibilidad de irme a América como controlador financiero. Y acepté. Soy una persona inquieta y necesitaba trabajar", subraya.

Con las maletas hechas, el primer billete de avión lo llevó hasta República Dominicana, su actual residencia. "Allí me hicieron una formación en administración de hoteles durante seis meses". Después, una vez preparado, le mandaron a México, donde estuvo viviendo dos años, hasta el pasado mes de noviembre. "Me cambiaron de país porque aquí, en República Dominicana, están construyendo un hotel y vine como director de compras. Recientemente me han ascendido a responsable financiero", añade.

Con contrato de carácter indefinido desde que fichó por la empresa, Alejandro asegura que buscar trabajo sólo en Alicante te acaba por pasar factura. "No hay oportunidades, así que te frustras. Si de verdad tienes ganas de trabajar, la salida es coger impulso y marchar al extranjero".

De su regreso a España piensa lo justo. "Claro que me gustaría volver, pero no es algo que valore a corto o medio plazo. Sí pienso en un futuro profesional, que me gustaría que pasara por tener una empresa propia, de carácter global, para así diversificar el riesgo ante posibles crisis. Pero a Alicante volveré, seguro, lo tiene todo, por algo se dice que es la millor terreta del món", matiza. Y eso que en República Dominicana la vida le va muy bien. "Estoy satisfecho con mi trabajo y aquí nunca te aburres. La gente, además, es muy abierta. Así que si te lo planificas bien, te lo puedes pasar genial", señala Alejandro, quien reconoce que los lugareños "adoran" todo lo que huele a español: "Nos quieren mucho. No tanto en México, por ejemplo, donde se nos mira con recelo".

No obstante, en República Dominicana la vida está marcada por la desigualdad. "Aunque te sientes mucho más seguro que en México", sostiene Alejandro.

En sus años en el continente americano, ha recibido dos veces la visita de su familia, que volverá el próximo agosto. "Los amigos intentan venir, pero no tienen mucho dinero para viajar. Eso sí, me acuerdo constantemente de ellos. El momento sentimental del día llega cuando pienso qué estaría haciendo con ellos por Alicante. Echo de menos la diversión con los amigos y los momentos de tranquilidad con la familia. ¡Ah! ¡Y el arroz! Es que soy muy arrocero, pero hay un problema: no sé cómo se hace. Admito que se me hace duro hasta pensar en la comida... Está claro que sólo valoras lo que tienes cuando lo pierdes".