Y 524 años después y en el día de San Isidro, en Alicante volvió a llover. Estupefactos se quedaron ayer los alrededor de cien representantes de la Federación de Comunidades de Regantes de la Comunidad Valenciana cuando al filo de las tres de la tarde, mientras arrancaba en el MARQ la comida que cerraba su asamblea general, el cielo se abrió y comenzó a caer una tormenta de las que hacen un mayo florido y hermoso.

Y se quedaron sorprendidos porque sólo dos horas antes, habían tenido ocasión de visitar el Monasterio de Santa Faz y conocer, de primera mano, en boca del capellán, José Luis Casanova, la historia de la célebre Peregrina que todos los años convoca ante la imagen de la reliquia a miles de alicantinos. Hace 524 años, en 1489, se celebraba la primera rogativa oficial para pedir agua en Alicante que hubo de ser suspendida al producirse el Milagro de la Lágrima (la gota que apareció en el lienzo santo que portaban los romeros). Una semana más tarde se retomaba y la rogativa en demanda de agua daba sus frutos, ya que comenzó a llover a la altura de la ermita de Los Angeles. Eran los tiempos en los que las romerías se hacían en sentido inverso, desde Sant Joan hasta Alicante.

Los representantes de los regantes de la Comunidad Valenciana iniciaron ayer su jornada de asamblea en Alicante con una visita al Monasterio de Santa Faz, donde con motivo de San Isidro (patrón de los agricultores), celebraron una misa oficiada por el obispo, monseñor Jesús Murgui, y a la que se sumaron el presidente de las Cortes, Juan Cotino; y el vicepresidente del Consell, José Císcar. Tras la misa, el capellán del monasterio, José Luis Casanova, ofició de cicerone, y mostró a los regantes el emblemático espacio.

La planta de Torrevieja no dará agua de riego

El vicepresidente del Consell y conseller de Presidencia y Agricultura, José Císcar, anunció ayer que la Generalitat "no tiene fecha" para la puesta en marcha de la desaladora de Torrevieja, y subrayó que "se tendrá que buscar" un uso para el agua desalada que no sea para regadío. De esta forma, el Consell reitera su oposición a que 40 hm3 de agua desalada de la planta se venda a los agricultores, que la rechazan por su alto precio. Císcar también se comprometió con los regantes a que el futuro plan hidrológico del Tajo elimine la cláusula de la exministra Narbona, que apelaba a la sustitución de los caudales del río por agua desalada.