Vozka rojo mezclado con bebida energética en un vaso de litro y, de postre, un chupito de mojito a las nueve de la mañana. Este cóctel explosivo es el que ayer se tomaron muchos adolescentes -la mayoría menores de edad- para iniciar una Peregrina, que para este segmento de la población se ha convertido en el desayuno tipo en el día de la Santa Faz. Tan sólo tres horas después, alguno de esos chicos y chicas cuya edades oscilaban entre los catorce años y los dieciocho años aparecían tirados sobre la arena de la playa de San Juan, ante el asombro de los socorristas, y la preocupación de sus amigos, que trataban de reanimarlos con los alimentos que faltaron en el desayuno.

La romería de la Santa Faz no había consumido ni la mitad de la jornada, y para algunos adolescentes ya se había acabado de la peor manera posible. El fuerte dispositivo policial -20 agentes-, desplegado por primera vez desde la avenida que une el Caserío con la zona del Golf, hasta la misma arena de la playa, amortiguó, en cierta manera, el impacto del "botellón", pero no pudo evitarlo. Los agentes trataban de disuadir a los jóvenes y de persistir la práctica procedían a la multa.

Carritos sustraidos de los supermercados, cargados de mochilas y todo tipo de refrescos y bebidas alcohólicas compartían romería con los peregrinos. Tuneados, con leyendas, con altavoces adosados por lo que salía de todo menos acordes de dolçaina y tabalet, rodaban camino del caserío. En ocasiones por el circuito oficial, y también por la plataforma reservada para el transporte público, los servicios de emergencia y la circulación de los vehículo particulares, para desesperación de personal desplazado para velar por los peregrinos. Molestar al resto de los coches comienza ser un hecho asociado al consumo de alcohol, y ejemplos de ello se multiplicaron el avenida que une el Monasterio con la playa de San Juan. Un corredor jalonado por urbanizaciones que se convirtieron en improvisados aseos para estos singulares peregrinos.

Y mientras el Caserío y sus alrededores estaban a rebosar de peregrinos para regocijo de los hosteleros, feriantes y puestos de todo tipo, el casco urbano de Alicante era un remanso de paz. La apertura de El Corte Inglés y Cortefiel a media mañana, y algunas cafeterías con terrazas, animaron un poco la jornada en un día en el que se volvió a demostrar que la fiesta de la Santa Faz está reñida con el comercio.

TURISMO

Nula repercusión en los hoteles

Cristina Rodes, presidenta de la Asociación Provincial de Hoteles, considera que la celebración de la romería de la Santa Faz, fiesta local en Alicante, ofrece una nueva oportunidad para abrir el debate sobre la conveniencia de trasladar las fiestas al viernes para no «romper» la semana laboral en Alicante. «Estamos hablando de una fiesta muy local y no tiene tirón turístico porque es eso, una fiesta muy local. Para los hoteles, el hecho de que caiga en jueves no es bueno porque parte la semana».

Los comercios cerrados

La celebración de la Santa Faz de este año ha coincidido con el hecho de que el centro de alicante estuviera declarado zona de afluencia turística por lo que todos los comercios podían abrir. Sólo lo hicieron El Corte Inglés, Cortefiel y Mango. Clientes, los justos.