Esta semana ha presentado en Alicante una ponencia sobre los valores de los emprendedores a través de los cuentos. ¿Cómo se le ocurrió vincular ambos conceptos?

Yo siempre he querido impulsar los valores emprendedores. Tengo cuatro niños e intento inculcarles esos valores de capacidad de trabajo, superación, trabajo en equipo y creatividad, que definen al emprendedor, que no es sólo el empresario, sino cualquiera que quiera trabajar por un mundo mejor, sea fontanero, comerciante o profesor. Yo a mis hijos, para inculcarles esos valores, les contaba historias de amigos emprendedores un poco caricaturizadas y, a veces, echaba mano de cuentos de toda la vida comprobando que de ellos se pueden sacar muchas lecciones.

¿Cuales son esos valores que encontramos en los cuentos?

Yo destaco cinco valores importantes que creo que debe tener cualquier emprendedor. Por ejemplo, creo que antes de empezar cualquier cosa, hay que serenarse, escuchar a tu corazón para oír tu mensaje y defenderlo, algo que encuentro, por ejemplo, en "El sastrecillo valiente", que se enfrentó a los gigantes porque estaba convencido de poder hacerlo tras haber matado a siete moscas. También es importante valorar tu personalidad y personalizar tu proyecto, algo que aparece muy claro, por ejemplo, en "El patito feo". Nosotros educamos a nuestros hijos en lo fácil para que no corran riesgos. Matamos la curiosidad, la diferencia. Otro concepto importante del emprendedor es cuidar con quién vas. Así, la relación con el gato es vital para el niño de "El gato con botas", pero también lo es en "El traje del emperador" para ese rey que se rodea de aduladores que le mienten y que no se atreven a decirle que va desnudo.

También incluye en su libro otros cuentos como "La lechera" o "Los tres cerditos". ¿Qué sacamos de ellos?

Yo me baso, por ejemplo, en "La lechera" para hablar de humildad, de la intuición y de la necesidad de concentrarse en el presente para no dejarse perder por ilusiones irrealizables. En cuanto a "Los tres cerditos" o a "Hansel y Gretel", los aplico para hablar del esfuerzo, la cooperación y el trabajo en equipo. Hay muchos lobos ahí fuera y hay que apostar por la cooperación y el trabajo bien hecho.

Y esto, ¿es para niños?

Es para todo al que le preocupa que sus hijos se desarrollen en los valores del emprendedor que, insisto, se aplica a cualquier ámbito de la vida. Antes de los cuentos hay unos comentarios míos y de otras personas explicando las claves de cada cuento, y al final, incluyo unas preguntas para los niños sobre esos valores. Yo lo he probado con mis hijos y lo entienden.

¿Por qué tituló su libro "Aceitunita y hueso al plato"?

Es un dicho que me decía mi padre y que significa que hay que hacer una cosa detrás de otra. En los momentos más convulsos hay que volver a las esencias, a los principios y, si vamos despacio haciendo una cosa tras otra, puede que salgamos bien de esta. No hay que ser cortoplacistas ni tomar atajos. Ir a los principios te hacer saber decir que no.

¿Cómo asume un convencido de la importancia de la educación como usted los recortes en este ámbito?

Yo creo que un gobierno lo último que tiene que hacer es recortar en educación, aunque lo haga por una cuestión egoísta. Hay una frase de un niño que dice: "Invierte en mi educación porque mi futuro depende de ti, pero el tuyo depende de mí". Pero, por otro lado, me siento esperanzado porque hay iniciativas en algunos centros encaminadas a potenciar el carácter emprendedor en las escuelas. Profesores que fomentan la conciencia de los niños y jóvenes en la necesidad de mejorar su entorno, construir un mundo mejor con su acción. No hay que dejarse llevar y limitarse a quejarse. Tenemos que tomar la acción, gritar claro y decir las cosas que no toleramos. Este es el momento de que la gente se dé cuenta de que no se puede quedar parada. La sociedad tiene que estar más despierta y tener más iniciativa.