"Terminé la carrera de Traducción e Interpretación de inglés en la Universidad de Alicante el pasado mes de junio. Entonces, al ver el panorama laboral, me di cuenta de que si quería tener un futuro no podría quedarme en España". Así de rotunda se muestra Nereida Sevila, de 22 años, al recordar cuándo y por qué tomó la decisión de dejar atrás su vida en Alicante para empezar una nueva en Bélgica. Allí, en la ciudad de Neufvilles, Nereida se instaló en la residencia de sus tíos, que viven allí desde hace casi una década. "Tener a parte de mi familia aquí fue el empujón necesario para que emigrara. Me vine porque sabía que en Bélgica tendría muchas más oportunidades de trabajo, ya que la situación económica es mucho mejor, aunque también se nota la crisis. Admito que, de no haber tenido el apoyo de mi familia, me hubiera costado más tomar la decisión de irme a vivir a otro país", explica la joven traductora, que ya cuenta los meses que faltan para que su novio, el alicantino Alejandro López, acabe su carrera de Periodismo en Bilbao y emigre junto a ella, también en busca de las salidas laborales que no tendrá en España.

Ella, en Bélgica, ya ha tenido la oportunidad de trabajar, "aunque algo menos de lo esperado". "He colaborado con una empresa especializada en GPS, con los que he supervisado la voz en español de un nuevo sistema que van a comercializar en unos meses". En España sólo en una ocasión tuvo contacto con su profesión, y fue en condición de becaria. "Estuve un mes en el Hospital General de Alicante -sin remunerar- y guardo un muy buen recuerdo de esa experiencia, pero al terminar la carrera sabía que encontrar trabajo en mi sector era una misión casi imposible".

En tercero de carrera, allá por 2011, Nereida empezó a visionar su futuro laboral. "Ya por aquel entonces, cuando aún me quedaba un año para terminar, la situación era tremendamente complicada. Ves que los compañeros que han estudiado años antes apenas tienen oportunidades. Nadie encontraba nada. Veíamos un panorama desolador... y eso que aún estábamos en la universidad", explica Nereida, quien admite que la mayoría de sus compañeros de clase por entonces ya valoraban volver a las ciudades en las que habían estudiado como erasmus: "Yo no cursé esa beca, así que esa tentación nunca la tuve".

Pero sí tenía a parte de su familia en Bélgica, donde sus tíos y primos llegaron hacía ocho años. "En casa estaba bien, pero era consciente de que llegaba el momento de vivir mi vida. Y mi futuro profesional no pasaba por España. A sus padres les costó aceptar su decisión, pero cuando pusimos la realidad sobre la mesa vimos que era mi mejor salida".

De Bélgica destaca la amabilidad de su gente y confirma que la crisis también se ha dejado notar. "Si quieres trabajar de lo que quieras, puedes. Pero se ha visto un parón en los dos últimos años".

En unos meses, su novio Alejandro llegará al país, una vez licenciado en Periodismo. "Yo estoy teniendo algunas dificultades a la hora de encontrar trabajo por no saber el neerlandés, uno de los idiomas que se hablan en Bélgica. Él, como periodista, aún tendrá más problemas, porque debería controlar a la perfección los idiomas que se hablan por aquí -neerlandés y francés- y no lo hace, así que sufrirá al principio aún más", cuenta Nereida, quien no se ve de vuelta a Alicante: "La idea es quedarnos un tiempo por aquí. Y si no sale bien, probar en algún otro país. Cuando sales de casa, se te quitan muchos miedos".

"Celebramos por teléfono nuestro quinto aniversario como pareja"

No fue una decisión fácil, pero tanto Alejandro López, su novio, como el resto de su familia no dudaron en empujarle a emigrar, al comprobar que el futuro laboral de la joven traductora no pasaba de manera inminente por Alicante. "Viendo cómo estaba la situación, todos le animamos a que se marchara a Bélgica, donde además de contar con el apoyo de sus tíos iba a tener oportunidades profesionales", explica Alejandro López, novio de Nereida, quien admite que lleva "regular" su ausencia: "La distancia se hace dura. La pasada semana cumplimos cinco años de pareja... Y lo celebramos por teléfono porque no tuvimos ocasión de vernos. Los viajes son caros y no disponemos del dinero suficiente para vernos tanto como quisiéramos". Alejandro, que en breve emigrará a Bélgica, admite que su futuro no pasa por España: "Aquí no hay nada para nadie, y menos para los que nos dedicamos a la comunicación".