"Nos dicen que somos la prioridad para la Concejalía de Educación, pero no se ve por ningún lado". La presidenta de la asociación de padres y madres de alumnos del colegio público Manjón Cervantes, María Ángeles Fernández Castro, se lamenta con un hilo de voz. Está muy constipada. "Los niños también lo sufren, pero no en la calle porque haga frío o llueva, sino en su propio colegio". Y me muestra la ristra de cubos que jalonan los pasillos de las aulas prefabricadas, mientras las propias mamás se afanan por recoger el agua que pueden para que los niños no resbalen y se caigan.

Es la pescadilla que se muerde la cola. No se quiere intervenir en el mantenimiento de estas aulas porque está pendiente la reforma del centro original, pero tampoco llega la ansiada reforma. El propio edil de Educación, Antonio Ardid, aseguraba ayer mismo que el Ayuntamiento dispone de los 470.000 euros comprometidos para abordar las principales medidas de seguridad en el edificio que se desalojó de urgencia hace ya cuatro cursos p0r el agravamiento de las grietas en la fachada, pero que sigue pendiente de recibir una cantidad similar por parte del Consell para poder completar la reforma.

"Me reúno casi cada quince días con los responsables en Valencia a la espera de que me informen de que el Manjón entra en el Plan de Inversiones".

Demora

Para este próximo curso ya no podrá ser, pese a que hasta hace poco los padres mantenían la esperanza. Son necesarios seis meses de obra para completar la reforma, al margen del periodo de licitación y contratación, de forma que el tema se aplaza hasta 2014 como poco.

"Cuando van al baño los niños se mojan y son pequeños", lamenta María Ángeles. Comerciantes y vecinos del barrio Pla--Carolinas se han puesto manos a la obra para apoyar a la comunidad escolar en la recogida de firmas que quieren entregar después de Semana Santa reclamando el centro en su enclave original. "Lo que pedimos ya es que nos garanticen el arreglo del colegio porque no podemos seguir mucho más tiempo en estos barracones", apunta otra mamá.

Encierros y movilizaciones varias son las armas que emplean estos padres para reclamar "un centro digno" para sus hijos, mientras ven curso a curso cómo desciende la matrícula en los barracones mientras aumenta el absentismo escolar por las tardes, las otras goteras de la Educación.