LOS PROTAGONISTAS

DAVID BAUTISTA FORNÉS

Edad: 36 años (Ondara)

Estudios: Formación profesional en electrónica y desarrollo profesional en administración de sistemas.

Residencia: Lausana (Suiza)

Emigró para trabajar en: 2012

ROSA MONFORT ALEMANY

Edad: 33 años (Ondara)

Estudios: Administrativa

Residencia: Lausana (Suiza)

Emigró para trabajar en: 2012

"Hasta aquí hemos llegado". Este pensamiento se hizo fuerte en la mente de David Bautista y Rosa Monfort a finales de 2011. Él, experto en informática, disfrutaba de trabajo estable en el hospital de Dénia. Pero ella, administrativa de profesión, llevaba cuatro años buscando una silla estable. "Me pasé demasiado tiempo con sustituciones que no iban a ningún lado, sin alternativas serias. No veía ningún futuro laboral para mí en España, cada día que pasaba era más difícil encontrar un trabajo vinculado con mi profesión, en la que he tenido relación con sectores como las comunicaciones, la construcción, la sanidad... Hubo un momento en el que las bajas, por la crisis, ya no se cubrían", asegura Rosa desde Suiza, donde ejerce como au pair (cuida a los dos niños de una pareja y pernocta cuatro noches a la semana en la vivienda familiar), mientras mejora su nivel de francés y se prepara para trabajar en el ámbito sanitario. Él, después de limpiar trenes en turno de noche, ya trabaja como administrador de sistemas. "En inglés", resalta entre risas, después de meses "ingratos", en los que las cuentas salían "a duras penas", admite David: "Hemos vivido mirando cada moneda, con una tabla en la que apuntábamos los gastos, y sin dinero para poder comprar nada fuera de lo estrictamente necesario. Lo fundamental era pagar el estudio para vivir, el seguro médico, la comida...".

David y Rosa, un matrimonio natural de Ondara, empezó a cambiar de vida en octubre de 2011. "Ahí nos dimos cuenta de que no hacíamos más que poner parches. Era no querer ver el futuro. Rosa no tenía un trabajo estable, iba de sustitución en sustitución, con largos periodos de desempleo. Y a ella le horroriza la idea de estar en casa, de brazos cruzados. Lo pasaba mal cada vez que se encontraba en situación de paroÉ Y yo, como es lógico, también", explica David.

Ya con la idea de marchar sobre la mesa, la pareja empezó a valorar destinos. "Teníamos claro que buscar oportunidades en España era seguir sin querer ver el problema. El trabajo estaba fuera. Pensamos en Inglaterra, por aquello de conocer algo el idioma, pero al final nos decidimos por Suiza", continúa David.

Allí, en Suiza, residía una pareja amiga. "Nos sirvió para quitarnos el miedo a los desconocido. Vinimos un fin de semana para conocer la zonaÉ Y ellos nos ofrecieron su casa para ir tirando. Nada más llegar, nos dimos cuenta de cuál iba a ser el principal problema: el idioma", argumenta David. En Lausana, la zona donde viven en la actualidad, se habla francés. "Y nosotros no teníamos ni idea", añade ella.

Así que al regresar a Ondara, recurrieron de urgencia a una profesora de francés. Ella, en paro, no tardó en volver a Suiza. "Volvimos para pasar la Nochevieja con nuestros amigos. Pero Rosa ya se quedó allí. Yo, en cambio me volví a casa. Era lo hablado", explica David.

Él ya no volvería a Suiza hasta que su mujer no encontrase trabajo. "La casa de mis amigos es pequeña, por lo que no podíamos estar mucho tiempo allí. Así que pensamos que Rosa, que no tenía trabajo en España, fuera la primera en marcharse. Y cuando ella encontrase algo, marchar yo. Con un sueldo, al menos, podríamos sobrevivir en un país muy caro como Suiza. Así que estuve unas semanas en Ondara, pero con la cabeza en Suiza", argumenta David, quien en marzo volvió a reencontrarse con su mujer: "Buscó trabajo de todo, aunque era consciente que el idioma era una barrera. Por eso, se decantó por au pair, así tendría más facilidades para aprender francés".

Ella, satisfecha con su presente, ambiciona un mejor futuro. "Estoy contenta, pero no me veo cuidando niños toda la vida. Este trabajo ahora es mi vida, pero estoy estudiando para ser secretaria médica. Mi idea es trabajar en el sector de la Sanidad, después de mi experiencia en Alicante como administrativa en varios hospitales", relata Rosa, quien admite que todavía deben hacer cuentas para llegar a final de mes: "Recurrimos a un truco que ningún suizo haría, para ellos sería toda una deshonra. Nosotros cruzamos la frontera a Francia para hacer la compra del mes. Nos sale rentable".

Él tampoco lo tuvo fácil para encontrar trabajo. Intentó, en balde, encontrar una oportunidad en su sector. "Pero el idioma me cerró puertas. No tenía apenas idea de francés y el inglés era algo básico para trabajar con él. Tras probar en varias empresas, comprobé que ser informático, de inicio, iba a resultar bastante difícil. Así que cambié el chip y abrí el abanico. Cualquier cosa me servía. El pasado mes de noviembre, llegó la primera oportunidad en su sector", señala David, quien califica como "odisea" su búsqueda de empleo. Ahora, casi un año después de llegar a Suiza, se siente satisfecho, "pero ha habido momentos duros". Recuerda, por ejemplo, las noches que dedicó a limpiar trenes, durante meses. "Fue lo primero que salió, había que cogerlo para poder pagar al menos el alquiler".

Ahora, ya con cierta estabilidad laboral, disfrutan de la nieve como niños. "Es nuestro gran descubrimiento. Se nota que venimos de Alicante, nos encanta. Pero vamos poco a poco, por ahora hacemos esquí de fondo, que es menos peligroso", señala David, quien se reconoce como un nuevo "obseso de la nieve".

Para disfrutar del clima mediterráneo deberán de esperar hasta julio. "Nos hemos escapado unos días en Navidad, pero ya hasta el mes de julio, cuando se casa mi hermano Miguel, no podremos volver a casa", explica Rosa, argumento que continúa David: "Pero no será para quedarnos. Vinimos a Suiza para empezar una nueva vida, huyendo de la crisis y del cambio social que está sufriendo España. No vinimos con la idea de volver, sino de ser felices. Sabíamos que íbamos a sufrir. Nos lo tomamos como una carrera de fondo, que nadie piense que venir a Suiza es un chollo".

"David y Rosa sabían a lo que venían. Ahora les veo ilusionados"

"No me sorprendió que David y Rosa se interesaran por cómo se vive en Suiza, fue una alegría pensar que los podíamos tener cerca. Vista la situación laboral en España, no es de extrañar que la gente quiera buscar una solución en otros lugares", explica Rafa Acacio, amigo de la pareja, que reside desde hace años en Suiza y que ejerció de anfitrión cuando David y Rosa decidieron cambiar de residencia.

Las primeras preguntas giraron en torno al aspecto laboral y el nivel de vida en Suiza. "Ellos sabían a lo que venían, y sabían lo que les esperaba. Por eso su adaptación ha sido buena, a pesar de que quizás les haya costado un poco más de lo previsto y haya sido algo más larga", asegura Rafa, quien subraya que la "adaptación es un proceso que lleva años".

De cara al futuro, David ve "ilusionados" a sus amigos. "Les veo con proyectos de futuro, y eso siempre es muy agradable", concluye.

"Comentamos los preparativos de mi boda por Skype"

Miguel cuenta las semanas que le faltan para casarse. El hermano de Rosa vivirá en breve un importante acontecimiento, cuyos detalles llegan con puntualidad a Suiza. "Nunca dudé que estaría presente el día de mi boda, prevista para julio, pero me gustaría que estuviera aquí a diario. Pese a la distancia, comentamos los preparativos de la boda por Skype", asegura Miguel, quien admite que se sorprendió cuando su hermana anunció su cambio de residencia: "Nos sorprendió a todos, la verdad. Pero al analizarlo, creímos que el cambio era bueno. Al principio lo llevamos un poco mal. Ahora, un año después, creemos que acertaron al irse a Suiza". Rosa podrá acompañar a su hermano Miguel en su boda, pero enseguida se volverá a marchar. "Veo a la pareja muy a gusto con su nueva vida. Ella está formándose para trabajar allí, así que creo que su estancia en Suiza va para largo", aseguró.