El cierre de los cines a finales de febrero fue letal para Panoramis. Pese a su ubicación privilegiada, por encontrarse junto al mar y su proximidad al centro de la ciudad, el centro comercial nunca terminó de despegar, pero es ahora cuando ha tocado fondo. En el último año, en el que la empresa que lo gestiona se vio abocada a presentar un concurso de acreedores, los pocos negocios que quedaban fueron echando el cierre y apenas subsisten tres locales en el exterior y uno en el interior que, ayer, también estaba cerrado. Ante esta situación, desde el puerto confían en que el concurso de acreedores culmine con la disolución de la sociedad concesionaria, Marina de Poniente, para poder volver a sacar a concurso la explotación del centro comercial y darle un nuevo aire.

Así lo confirmó a este diario el presidente de la Autoridad Portuaria, José Joaquín Ripoll, quien recordó que la concesión de Panoramis y de la zona de ocio de Varadero, cerrada a cal y canto, se dio en 2003 y para que venza el periodo todavía queda, al menos, una década. Ripoll sostiene que si la empresa -cuyos actuales accionistas son Auplasa, Cívica (de Enrique Ortiz), Ganadería Especial, Antonio Ramón Borja y Genoveva Álvarez de Toledo- no presenta un plan de viabilidad, la sociedad tendría que disolverse y el Puerto podría volver a sacar a concurso la explotación del centro comercial y de Varadero. La idea es, según confirma Ripoll, sacarlos a licitación por separado.

Fue en mayo cuando la sociedad comunicó que se había visto «obligada» a presentar un concurso de acreedores tras «la rescisión unilateral e injustificada del contrato» por parte de la empresa que explotaba las salas Cinesa. En aquel momento, Marina de Poniente aseguró que había contratado a una empresa especializada parta transformar y relanzar el centro comercial. A preguntas de este diario, desde la mercantil declinan realizar cualquier declaración sobre la situación actual del proceso, pero la realidad es que en estos momentos Panoramis pasa por su peor momento.

Desde uno de los tres establecimientos hosteleros que permanecen abiertos en el exterior explican que los negocios del interior fueron echando el cierre uno por uno y que actualmente únicamente queda un establecimiento de actividades de aventura. El resto ha cerrado la persiana, desde el Mc Donald a otros restaurantes de tapas, pizzería y de comida asiática. El acceso a la planta superior, donde estaban los cines, se ha cerrado y abajo no queda nada abierto. Apenas se ve gente y es fácil encontrar plazas libres en el aparcamiento de pago. El ambiente en el interior del centro comercial es desolador y los pocos establecimientos en que permanecen abiertos en el exterior temen seguir la misma suerte si no se toman medidas para relanzar el centro comercial, por el que apenas pasa gente.