La embajada apenas le dio unas horas para hacer las maletas y abandonar Siria. Era mayo de 2011 cuando Oneida Román (Elche, 1989) recibió la "recomendación" de las autoridades españoles y tuvo que dejar atrás casi un año en el país árabe, que llevaba dos meses de revueltas populares contra su presidente, Bachar al Assad. Oneida llegó a Siria en el verano de 2010, tras terminar tercero de Filología Árabe en la Universidad de Alicante. "Quería aprovechar esos meses para mejorar mi nivel de árabe. Estaba convencida de que para aprender de verdad un idioma hay que vivir en un entorno en el que se hable. Así que me fui con una compañera de la Escuela Oficial de Idiomas", explica desde Londres, donde ahora, tras licenciarse y sin expectativas de trabajo en España, vive junto a su pareja e intenta mejorar su currículum perfeccionando su inglés.

Su idea era permanecer en Siria los meses de julio y agosto, aprovechando las vacaciones de verano en la Universidad, pero la experiencia le atrajo tanto que acabó prolongando su estancia casi un año más, con un breve paréntesis en España. "Llegué sin alojamiento ni nada, a la aventura. Y lo primero que me sorprendió fue la desorganización general, el tremendo tráfico que hay, la cantidad de genteÉ Pero me adapté pronto". Allí acudió a la Universidad de Damasco, donde realizó cursos de árabe para extranjeros, y donde despertó la curiosidad de los sirios: "Nos miraban y mostraban curiosidad por nosotros. Preguntaban mucho".

Pero de un día para otro, en mayo de 2011, Oneida se subió a un avión con rumbo a España. "En las calles no veía un ambiente hostil como para dejar el país, pero mi madre sí que me llevaba tiempo alertando de lo que veía por televisión. La salida fue precipitada, pero valoro muy en positivo la experiencia. No sé cuándo se podrá volver a visitar el país".

Ya en casa, siguió con el ritmo de la Universidad en Alicante. "Me dio tiempo a preparar los exámenes de junio. Y ya seguí un curso más, el último de carrera, que terminé el pasado verano". Durante ese tiempo en España, intentó buscar un hueco en el mercado laboral. Sin apenas fortuna. "Eché currículums para trabajar de lo que fuera: dependienta, camarera, en el sector hoteleroÉ Sólo pude trabajar, como conserje y apenas dos meses, en el museo de l'Alcúdia, haciendo una sustitución. Vista la situación, me pregunté: ¿Qué vas a hacer con tu vida?".

La respuesta le llevó a la capital del Reino Unido. "Entendí que ahora no es el momento de encontrar un trabajo digno en España. Así que pienso que lo correcto es mejorar el currículum para tener más oportunidades cuando la crisis pase". Llegó a Londres el pasado mes de junio con la idea de matricularse en una academia de idiomas, "pero son extremadamente caras". En cambio, la búsqueda de trabajo le fue mejor de lo esperado. "Pensaba que me iba a costar más, la verdad. En una semana ya estaba como dependienta en una tienda de ropa", explica Oneida, antes de subrayar: "No es el trabajo para el que me he formado, pero creo que sí me va a permitir tener un mejor empleo cuando vuelva a casa. ¿Cuándo será esto? No lo sé. ¡Quién lo sabe! Puede ser un año, dos... o cinco".

En la tienda comparte jornada laboral con otras cinco jóvenes españolas. "Todas compartimos experiencia: somos tituladas universitarias y estamos aquí por la situación de España y para mejorar nuestro nivel de inglés".

La adaptación al ritmo de vida londinense en nada se pareció a la que vivió en Siria. "La cultura y la compañía ayudan. Aquí vivo con mi pareja, su hermano y una amiga. Y todos trabajamos. En contraste con Siria, hay mucho consumismo, pese a que todo es muy caro", relata Oneida, que se sorprende cuando le aseguran que allí también hay crisis: " En Londres se nota que hay ofertas de empleo. La habrá, pero en nada se parece a lo que vivimos en España".

Con 23 años, la ilicitana se siente orgullosa de su currículum y espera que pronto le permita regresar a su país para trabajar. "Ahora estoy contenta porque, aunque no he estudiado para ser dependienta, este trabajo me permite mejorar mi ingles día a día. Me lo tomo como una experiencia y un reto que me ayudará a llegar a mi objetivo. Eso sí, tengo claro que, en cuanto pueda, quiero hacer mi vida en España".