Como estaba marcado en un guión que tenía el final escrito, José Manuel Vela, uno de los principales fontaneros de las finanzas de la Generalitat durante la última década y media de mandato del PP, dejó ayer su puesto en el Consell minutos antes de que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad (TSJ) anunciara su imputación -tendrá que declarar el próximo 12 de diciembre junto al Interventor de la Generalitat, Salvador Hernández- por la filtración a Rafael Blasco de un documento judicial del sumario de las ONG, un procedimiento en el que el exsíndic del PP en las Cortes está imputado por media docena de graves delitos. En el peor momento de la recesión, con el Consell en sus horas más bajas, acuciado por los impagos, inmerso en una grave crisis institucional y en vísperas del debate de presupuestos, la Generalitat se queda sin titular de Hacienda, competencias que asumirá de forma interina el vicepresidente José Císcar, convertido, por la vía de los hechos, en el principal báculo de Fabra.

Después de la decisión del TSJ de admitir a trámite la denuncia de la Fiscalía contra Vela por los delitos de revelación de secretos, infidelidad en la custodia de documentos y otro de encubrimiento, era un secreto a voces en el PP que el conseller José Manuel Vela tenía las horas contadas. Apenas diez días después de la imagen en la que Vela hacía llegar un sobre a Blasco en las Cortes, la presión política y la decisión judicial desembocaron en la marcha de Vela, que a sus 50 años volverá a su cátedra de Economía después de haber ocupado puestos en el "aparato" económico de la administración autonómica con los cuatro presidentes de la Generalitat del PP. El conseller de Hacienda comunicó la decisión a sus compañeros de gobierno justo después de la reunión semanal. Fuentes del PP apuntaron que, durante las últimas horas, ya tenía hablada su decisión con Alberto Fabra, que buscó sin éxito una solución a esta nueva crisis. Junto a José Císcar, en la habitual comparecencia semanal del portavoz del Consell, Vela anunció su dimisión proclamando su inocencia y citando tres motivos: la "presión mediática" de la que dijo estar "harto", para preservar a su familia de la tensión y con la intención no perjudicar la acción del gobierno. No aguantaba más. "Todo es rotundamente falso. El sobre contenía una copia de mi intervención de ese día en las Cortes", relató Vela que en esa sesión parlamentaria presentó los presupuestos de la Generalitat para 2013 y que continuación, se marchó entre lamentos por no haber encauzado la reforma de la financiación para dejar sólo a José Císcar en la lidia con los periodistas. De esta manera, José Manuel Vela se convertía en la segunda víctima política del caso de Cooperación, una vez que Fabra relevó en su día a Blasco, que aún conserva el acta de diputado, como síndic del PP en las Cortes. En año y medio han desaparecido del mapa los dos consellers que, en el arranque del mandato, nombró Francisco Camps para dirigir la política económica del Consell. Enrique Verdeguer -sustituído por Máximo Buch- y ahora cae Vela, enredado en el inmenso lodazal que atenaza al PP.

Por sorpresa, el vicepresidente del Consell, que defendió en todo momento el gesto del ya exconseller y que se mostró convencido de que es "inocente", anunció que, de forma interina pero "sine die", se hará cargo de las competencias de Hacienda y Administración Pública que sumará a las que, actualmente, ostenta como responsable de Presidencia y portavoz del Consell. "Yo mismo", balbuceó con la boca pequeña y consciente de lo que se le viene encima cuando fue preguntado. Ahora ya no sólo será el encargado de anunciar los recortes sino también de ejecutarlos. Fabra, apuntaron fuentes del PP, está intentando buscar una solución que no encuentra. Sólo hay dos salidas posibles: o una remodelación amplia del Consell, una vía que aglutina partidarios entre los cuadros más jóvenes del PP; o realizar algún retoque para limitar el alcance de la crisis, un "arreglo" que agrada más a la vieja guardia popular. A la espera de decisiones, el Ejecutivo autonómico se quedará con un total de nueve consellerias y una herida interna abierta.

Más alla de eso, el resumen del escenario político de la Comunidad es dantesco. En vísperas de que arranque el debate de presupuestos, la Generalitat está sin conseller de Hacienda e inmersa en una crisis institucional sin resolver, con un interino al frente de uno de los departamentos claves para la reactivación económica, con un presidente incapaz de solucionar una crisis que está abierta, con un Consell pendiente de remodelación y con un presupuesto que, a expensas de los cambios, podría convertirse en papel mojado antes, incluso, de aprobarse. En las filas del PP la noticia se acogió con enorme pesadumbre -Vela era considerado uno de los consellers más solventes- y con una cierta congoja por la cuesta abajo sin frenos que ha cogido el partido. "Fabra monta un circo y le crecen los enanos hasta llegar a ser jugadores de baloncesto", definió un destacado dirigente popular.

El Consell pregunta a Blasco cómo consiguió el informe judicial

La comisión política encargada de investigar la filtración de un documento solicitado por el juzgado a la Intervención de la Generalitat sobre la trama de Cooperación se ha dirigido a Rafael Blasco, diputado del PP y uno de los principales imputados en el sumario, para preguntarle cómo consiguió el informe judicial que leía en su escaño del hemiciclo autonómico. Este organismo interno, presidido por Císcar, ya ha pedido a las Cortes los vídeos de la sesión y requirió el pasado jueves a Blasco. De momento, sin embargo, el exconseller de Solidaridad con Francisco Camps no ha llegado a contestar aún. P. r. f.