"Me fascina todo lo relacionado con la plantación, cómo se hacen los injertos, que hay árboles de hoja caduca o perenne, cosas que no sabía y que son una experiencia nueva", aseguró ayer Gabriel Molina, uno de los quince reclusos participantes en el curso de actividades auxiliares en viveros y jardines promovido por la obra social La Caixa, La Merced Migraciones, Forem e Instituciones Penitenciarias. Molina, que trabajó en el calzado en Elche y que está en libertad condicional de su condena por robo, agradece la oportunidad. "Es un poco desesperante. Salir de ahí con esta crisis es duro porque no hay nada".

En su caso, le encantaría trabajar "en este ámbito" pero por ahora está contento "porque he podido abrir mi mente. Gracias al curso he podido estar en la calle y no ha sido tan duro como cuando se abre la puerta de la prisión y chocas con la realidad".

También ha cursado jardinería Carmen Alonso Tomás, que tenía una condena de 18 meses acusada de falsificación de billetes y que ya ha salido. "Me ha gustado mucho, sobre todo la poda de árboles. Ojalá pudiera encontrar un trabajo aunque no hay". Es la misma intención que tiene Victor Okpanen, un nigeriano que lleva 15 años en España, los tres últimos privado de libertad por tenencia de drogas. "Espero encontrar una oportunidad", dijo. De momento solo ocho de los 31 participantes en estos cursos han hallado un empleo a tiempo total y están insertados, aunque las entidades promotoras ambicionan conseguir más contratos.

En el otro curso, el de fontanería y calefacción, participaron 16 internos, que recordaron las olvidadas matemáticas para medir diámetros de tuberías y otros parámetros. Uno de ellos es José Tomás Costa, que ya ha cumplido un año de su condena por drogas y le quedan dos más aunque está en la calle con control telemático. "La iniciativa es muy buena, pude participar en la obra social de Cáritas. Lo malo es que ahora no hay mucho trabajo".

Algunos reclusos contaron su experiencia con esta formación en un cortometraje dirigido por Alberto Gutiérrez, voluntario y director de cine, en el que grabaron mensajes con sus deseos y esperanzas "como personas normales, no como delincuentes, que es la fama", decía uno de ellos. Uno de los profesores dijo que al impartir el curso "te das cuenta de que el malo no es tan malo y de que detrás hay tragedias personales. En España existen muchos prejuicios con los presos, se considera una mancha que no se puede quitar, y son gente como nosotros que ha tenido un traspiés".

Los alumnos de fontanería hicieron prácticas en el centro de personas sin hogar de Elche mientras que los de jardinería ayudaron a cuidar las zonas verdes de Alicante ya que el Ayuntamiento también colabora en la iniciativa.