En manos de Génova y hasta que Sonia Castedo resista. No queda otra. En la cúpula del PP en la Comunidad y en la provincia son partidarios de que sea Madrid -con Dolores de Cospedal al frente- la que acabe llevando la voz cantante para tratar de provocar la salida de Castedo de la Alcaldía de Alicante, una vez que José Císcar, vicepresidente de la Generalitat y líder de los populares alicantinos, certificara el pasado viernes, en la solemnidad de su habitual comparecencia semanal como portavoz del Consell, que la situación de la primera edil alicantina está en el límite. Císcar, vía teléfono, ya le trasladó a Castedo su opinión, que, al final y apenas unas horas antes, tuvo que lanzar en público en medio de la presión de la cúpula nacional del PP: se defenderá mejor de sus problemas judiciales -está imputada por tres graves delitos en el sumario que investiga el presunto amaño del plan general de Alicante a favor del empresario Enrique Ortiz- desde fuera de los focos de la política. Pero, al menos por ahora y como proclamó durante el fin de semana, Castedo se mantiene en la trinchera y piensa seguir. No se plantea dimitir.

En la sede del PP de la calle Génova hace semanas que tienen claro que la situación de Castedo es muy complicada y que, con el paso de los días, no queda otra solución que su salida de la Alcaldía de Alicante. Los principales defensores de esta opinión son la propia De Cospedal, partidaria de aplicar mano dura en las investigaciones por corrupción que afectan al PP de la Comunidad; y el vicesecretario de Comunicación, Carlos Floriano. Entre dirigentes populares en Madrid y en los pasillos del Congreso, incluso, circulan nombres como los de los concejales Juan Seva y Carlos Castillo -vicesecretario de la ejecutiva provincial con Císcar- como posibles relevos de la primera edil. Es decir que la presión de Génova está en marcha y cuando esa maquinaria arranca nadie resiste. Así cayó, por ejemplo, Francisco Camps. Poco a poco. El propio "número dos" de Fabra en el Consell, como avanzó este periódico, cedió y retiró públicamente su apoyo a Castedo durante su comparecencia del viernes, declaración que dejó a la alcaldesa contra las cuerdas y sin apenas apoyo público en las filas del PP. Y ahora las baterías apuntan en dirección a la primera edil. No hay más escudos.

¿Cuándo se producirá? Es cuestión de tiempo y de hasta dónde sea capaz de llegar la alcaldesa de Alicante. Dirigentes del PP, en todo caso, creen que la inestabilidad que se traslada con la imputación de Castedo ni favorece al PP en la Comunidad -más débil que nunca desde 1995- ni tampoco a Alicante. Con este escenario, tanto en la cúpula autonómica como en la provincial tienen muy claro que Madrid debe liderar el proceso y marcar las cartas. ¿Por qué? La competencia de las capitales de provincia, señalan, corresponde a la dirección nacional. Tratan de quitarse de encima el marrón a sabiendas de que al final, obviamente, les salpicará. Es cierto, en todo caso y como apuntaron fuentes del PP, que la apertura de juicio oral sigue siendo la "línea roja" natural que, en su día, marcó Génova con Camps cuando fue procesado por los trajes de Gürtel. Pero muy pocos se atreven a vaticinar, a día de hoy, un calendario.

En círculos del PP, en todo caso y como se recordará, ya generó un profundo malestar la decisión del exalcalde y diputado Luis Díaz Alperi -por libre y cada vez más alejado del PP- de acogerse a su derecho a no declarar. Ayer también se sumó al silencio uno de los empresarios imputados en este procedimiento judicial, algo que, en círculos del PP y sumado a la posición del diputado en las Cortes, se entiende como negativo para la defensa de la primera edil. En plata: cargos populares entienden que ese rumbo sólo puede conducir a marcar en un corto espacio la apertura de juicio oral.