Licenciada en Terapia Ocupacional por la Universidad Miguel Hernández de Elche y en Comunicación Audiovisual por la Politécnica de Valencia. Y ahora, con 28 años, voluntaria en un centro de discapacitados en Turín, a cambio de una simbólica cantidad de 250 euros al mes. "Y vivienda gratis. Ya que a los voluntarios nos ponen un piso para compartir. Ahora vivo con varios compañeros de nacionalidades bien diferentes, desde húngaros hasta georgianos. Además, nos dan unos 150 euros para comer y 105 euros para gastos personales. Nada más.

Estar aquí casi que nos cuesta dinero", asegura la joven alicantina, que dejó su ciudad cansada de buscar una oportunidad laboral en el sector de la discapacidad. "Cada vez es más difícil encontrar un trabajo y últimamente con los recortes es casi misión imposible", añade.

Siempre comprometida con los discapacitados, Laura se licenció en Terapia Ocupacional en 2005 por la Universidad de Elche. "Esta titulación te permite, a través de la actividad y el entorno, ayudar a la persona a adquirir el conocimiento y las destrezas necesarias para desarrollar las tareas cotidianas requeridas y conseguir el máximo de autonomía e integración", explica Laura.

Pero pasar de la teoría a la práctica cada vez resulta más complicado. Laura lo ha comprobado en primera persona: "Desde que me licencié, no he trabajado ni dos años en lo que quiero, en aquello para lo que me he formado".

Su primer empleo en el sector le llevó tres meses a una residencia de ancianos en Valencia. Seguidamente, trabajó un año y medio en un centro de discapacitados mentales en Gandia. "Y ya. Nada más. Ahí se acaba mi experiencia".

Con interés por la imagen, Laura se licenció también en Comunicación Audiovisual en 2010, por la Politécnica de Valencia. "Quería seguir preparándome", argumenta. Aunque dos licenciaturas en el currículum no le han servido para despejar su camino laboral. "Siempre he querido trabajar como terapeuta ocupacional, y no sólo en Alicante, pero cada vez era más complicado. No tenía ni entrevistas de trabajo".

Después de dos años buscando trabajo, "sin ningún éxito", encontró un contrato temporal de seis meses en la OAMI. "Estuve como administrativa, nada que ver con lo mío, pero al final todo vale. Te desesperas", explica.

No obstante, ella continuaba con la esperanza de trabajar como terapeuta ocupacional, aunque su entorno apenas le ofrecía garantías. "Conozco a gente en el paro y a otros compañeros que trabajan y no están cobrando. Así que nunca sabes qué es peor...".

Y así pensando, surgió la idea de realizar un voluntariado europeo. "Estuve estudiando idiomas, porque creo que así tenía más oportunidades en el extranjero. Admito que se llega a perder la esperanza de encontrar un trabajo, por lo que intenté conseguir una beca que depende de la Comisión Europea. El pasado mes de enero la solicité a través del Ayuntamiento de Elche y tuve la fortuna que me la concedieran, tras superar tres entrevistas por Skype. Al final, me dieron una de las seis plazas que había en Turín, donde yo quería ir, entre los sesenta aspirantes. En mayo me dijeron que en septiembre empezaba". Y así fue.

Detrás dejó a su familia, amigos y a su novio Javier. "Siempre me han apoyado. Creen que no es justo que tenga que dejar mi país, pero no me quieren ver de brazos cruzados. Yo, personalmente, nunca tuve miedo con la experiencia".

Tras la beca, que terminará en septiembre, el futuro sigue oscuro. "Donde haya trabajo, allí estaré yo, en cualquier sitio. La cuestión es sentirte útil. Eso sí, no me planteo a corto plazo encontrar nada como terapeuta ocupacional en España, la situación no pinta nada bien", concluye Laura.