Las migraciones son una cuestión indisoluble de la propia historia de las sociedades. Son muchas las personas que, a lo largo de su vida, cambian su lugar de residencia y, con frecuencia, acaban instalándose en un lugar con una lengua y una cultura que hasta ese momento les es ajena. Un obstáculo que, para ser superado, merece del compromiso mutuo entre la persona que migra y quien ya está en ese lugar. Actitud que, además, contribuirá al enriquecimiento de las dos partes.

La Asociación Cultural Dánae de Alicante quiso ayer recordar este aspecto y hacer hincapié en que todas las personas son susceptibles de convertirse en inmigrantes en un momento dado, tomando este mensaje como lema de su quinta Marcha Cívica Participativa. Alrededor de 300 personas de 15 nacionalidades diferentes se sumaron a un recorrido a pie por distintos barrios de la zona norte de Alicante, que partió desde la parroquia de Colonia Requena y llegó hasta la plaza de Argel, en Virgen del Remedio. Allí se leyó un manifiesto en el que, entre otros aspectos, se resaltó "la importancia de los valores humanos por encima de todas las cosas", y que, dado que cualquiera puede vivir una migración a lo largo de su vida, "no caben interpretaciones xenófobas o insolidarias de la sociedad".

El colectivo apeló a "mirar con perspectiva lo que hoy ocurre para extraer la mejor de las conclusiones", y señaló que "todo sería más fácil si mirásemos los ojos de las personas en lugar del color de piel o la grandeza de su cartera. Por ello, animó a "hacer juntos" todo el trabajo posible en aras de una sociedad igualitaria.