"Siempre he estudiado con beca en la universidad, tanto los cinco años de la licenciatura en Humanidades, como los cuatro del doctorado en Historia. España verá qué hace con nosotros, pero creo que está despreciando a los jóvenes formados y el dinero que ha invertido en nosotros". Bárbara Ortuño (Elda, 1981) vive en Mar del Plata (Argentina) desde el pasado mes de junio. "Busco continuar con mi carrera como investigadora. Estoy convencida de que aquí tendré más oportunidades que en España. Espero que me concedan la beca postdoctoral que he solicitado. Si no es así, no pasa nada, seguiré luchando porque tengo muy claro mi objetivo en la vida: quiero ser profesora de Historia en la universidad".

Bárbara cursó la licenciatura de Humanidades en Alicante. "No cambiaría esa experiencia por nada. Aunque nuestros profesores, por aquella época, ya nos decían que estábamos en una rama sin futuro laboral... ¡No les faltó vista, no!", asegura la joven doctora, cuya Tesis giraba en torno al exilio y la emigración española en la posguerra a Buenos Aires.

Ahora, tiempo después, está experimentando en primera persona un asunto que tantos años de investigación le ha llevado: "Ahora estoy viviendo la emigración".

Bárbara se planteó la docencia como su futuro de vida, aunque tuvo que sortear algunas dudas. "Al terminar la carrera pensé en estudiar las oposiciones para Secundaria, pero no quería dedicarme a dar clase tan pronto, me apetecía seguir formándome. ¡Fíjate ahora cómo estan los profesores de instituto...! Ya nadie tiene claro su futuro y presente laboral". Así que aparcó las oposiciones y optó por la investigación. "Eso sí, me jugué el doctorado a una beca. Necesitaba que me financiaran mis estudios. Lo conseguí y enseguida me enganché. Ahí fue cuando me di cuenta que quería ser profesora de Historia en la universidad. Siempre he defendido que la Educación es fundamental para cambiar el mundo".

Defendida la Tesis en junio de 2010, Mónica siguió la senda, pero se encontró de bruces con la crisis. "Solicité hasta cuatro becas postdoctorales, pero me denegaron todas. No entiendo la escasa valoración que tiene la universidad en este país, es mínima la inversión en investigación. Nos intentaron vender que éramos Europa, pero sólo hace faltar echar un ojo a nuestro alrededor y ver cómo está la Educación en el resto de países de nuestro entorno", subraya.

El último "no" que recibió en su camino postdoctoral le sirvió de acicate. "Me hundió, quise dejarlo todo. Te miras y ves una chica joven, de 30 años, con una formación bastante importante y sin expectativas de futuro. Busqué oportunidades en el sector privado, como profesora en institutos, pero nada de nada. Imposible".

Tras dos años de encierro obligado en casa, llegó el necesario cambio de mentalidad. "Por más puertas que tocaba, ninguna se abría. Así que me aventuré a probar lejos de mi país, allá donde pensé que la Educación está mejor valorada. Eché currículums por el continente americano, hasta que me llegó la posibilidad de optar a una beca en Argentina. Ahora estoy muy nerviosa, a la espera de que me la concedan. Si todo sale bien, me aseguraré dos años de contrato en la universidad. Si no tengo suerte, habrá que cambiar el plan y seguir adelante. Si hace falta trabajar en hoteles, centros culturales... pues lo haré. Pienso que no hay que tener miedo a reciclarse, aunque duele tener que renunciar a tu sueño profesional sintiéndote válida para él. Yo pensaba que si te esforzabas, llegabas a trabajar en lo que deseabas. Pero he visto que no es así".

Su sueño es, pasada la tempestad, regresar a España para desarrollar su carrera investigadora. "Me siento en deuda con la UA. Ojalá pueda dar clase allí".

Eso sí, sin planes inmediatos de vuelta a casa, recuerda su último día en su ciudad. "Me quería morir, me lo pasé llorando sin parar. Tenía la sensación de que me arrancaban un trozo de mi vida".

"Los jóvenes buscan ser felices, lograr su meta, desempeñarse en sus profesiones"

Andrés Borrazás (Caseros, Argentina, 1977) dejó su Argentina natal poco después de que el "corralito" pusiera en el foco mediático al país sudamericano. "Buscaba un nuevo horizonte a mi vida", asegura. Ahora, años después, vuelve a dejar un país sumido en una profunda crisis económica, como es España, aunque en esta ocasión lo hace motivado por su pareja, Bárbara. "Ahora he visto mayor optimismo en España, parece que no pega tan fuerte como lo hizo en Argentina", explica Andrés Borrazás, que toca como bajista en un grupo de música.

Andrés, que en España centró su experiencia laboral en el sector del mueble, entiende la decisión de los españoles que ahora buscan nuevas oportunidades lejos de su país de origen: "Todos somos nómadas. Estos jóvenes están en búsqueda de lo que quieren, de lograr su meta, de desempeñarse en sus profesiones, ya que para ello se han formado. Buscan ser felices".