La muerte, o más bien la forma en la que nos despedimos de nuestros seres queridos, tampoco ha esquivado la crisis. Las empresas que trabajan en el sector funerario señalan que los recortes se están dejando notar en detalles como las flores o la elección de los ataudes.

"La compra de coronas y otros adornos florales ha caído un 10% y las familias ahora optan por escoger arcas de diseños más sencillos y por lo tanto más económicas", explica Víctor Humanes, del grupo Alicante Servicios Funerarios.

También la cremación continúa aumentando "a un ritmo del 1% anual", alentada en parte "por el ahorro que pueden obtener las familias en cuanto a las lápidas y las tasas del cementerio, que pueden oscilar entre los 200 y los 3.000 euros al año dependiendo del municipio".

Sin embargo, la crisis no parece imponerse a otras costumbres tan arraigadas como la de reservar salas en las que pasar unas horas despidiendo a los difuntos. "La gente quiere pasar sus últimas horas con su ser querido y eso no hay crisis que lo cambie", señala Humanes. Todo pese a que todavía un 5% de las familias celebran los velatorios en casa, "sobre todo personas que tienen viviendas muy grandes".

Como novedades, este año el sector ha presentado ataúdes y urnas biodegradables. Estas últimas hechas en sal, tierra o corcho.