"Un clic me cambió la vida por completo". Mientras navegaba un día por la Red, Ricardo Robles encontró una atractiva oferta de trabajo. "En un grupo de la Linkedin -una red social profesional-, vi que una 'empresa importante' buscaba un perfil similar al mío". Por entonces, aún no sabía que Microsoft estaba al otro lado de la pantalla. "Di mis datos y en apenas media hora sonó el teléfono. Me pasé toda la llamada disculpándome por mi inglés, no entendía bien. Lo pasé fatal". Esa llamada fue la primera de otras muchas. Tres semanas después de la primera comunicación, llegó le definitiva: "Tuve que realizar varias láminas para que vieran mis habilidades como ilustrador y diseñador gráfico, someterme a una entrevista por SkypeÉ Pero, por fin, llegó la propuesta de trabajo de Rare, una empresa de Microsoft encargada de realizar videojuegos. Me dijeron que me necesitaban lo más pronto posible. Así que les pedí unos días para organizarme y en apenas una semana cambié Elche por Atherstone, un pueblo cerca de Birmingham".

Por aquel entonces, pocos eran conocedores del proceso de selección de Ricardo. "Las experiencias pasadas me hicieron ser cauto. Estaba cansado de contar a los amigos posibles trabajos y que luego se quedaran en nada. Así que esta vez sólo se lo dije a los más cercanos". Sus padres se mostraron más prudentes. "Ellos son del '¿y si pasa algoÉ? Aunque siempre me han apoyado". Con su novia, la conversación se extendió algo más. "Llevamos nueve años de relación, y cinco de ellos viviendo juntos". Ella, Cecilia, tiene contrato indefinido en la rama de la Salud. "Lo hablamos mucho, y al final llegamos a un pacto: si mi apuesta salía bien, ella se vendría para Inglaterra". El proyecto sigue adelante. "Tengo un contrato de seis meses, pero soy optimista. Creo que me lo van a prolongar, aunque no me quiero hacer ilusiones. Si todo va bien, mi novia dejará su trabajo y se vendrá aquí. Es improbable que yo encuentre un trabajo de este nivel en España. Ella -enfermera- sí podría tener un futuro laboral aquí".

Ricardo, antes de aceptar la oferta de Microsoft, compatibilizaba trabajos como freelance desde casa -un proyecto que "funcionó durante un tiempo"- con impartir clases de ilustración digital en una academia de Elche. "En 2010, viendo cómo estaba la situación laboral, cambié de mentalidad. Empecé a echar currículums por Europa, a ver si había más suerte que en España, donde no podía desarrollar todo mi potencial". Ricardo quería dar un paso adelante, y pronto le llegaron las primeras oportunidades. "En unos meses, me surgieron dos ofertas en Inglaterra, pero las condiciones no me convencían, así que después de pensarlo mucho las dejé marchar. Al final, el pasado mes de agosto, la suerte tocó definitivamente a mi puerta con una propuesta que cambió mi vida. Todavía no me creo que esté trabajando para Microsoft".

Aunque admite que aún se encuentra "fuera de sitio", reconoce estar viviendo una experiencia fascinante. "Es una oportunidad increíble, trabajo en lo que amo. Y sólo por eso, todo merece la pena". Ricardo, con estas palabras, recuerda los malos momentos que se viven fuera de casa. "La gente solo se queda con lo positivo, pero también hay una parte dura".

Tras pasar los primeros días en un hotel, pronto se mudó a una habitación alquilada. "Era el piso de una familia y yo sólo tenía derecho a la habitación, no podía cocinar ni pisar el salónÉ Nada. Así que me he mudado a una casa compartida en Sutton Coldfield, una localidad más grande en la que vive un compañero que me lleva al trabajo".

Unas relaciones personales nada fáciles en sus inicios. "Aquí la gente es más reservada, cuesta hacer amigos. Aunque yo los he conquistado por el estómago". Ricardo celebró hace unos días su 32 cumpleaños y no dudó en agasajar a sus compañeros con lo mejor de su tierra. "Estuve en Elche la semana anterior y me traje un poco de todo: jamón, queso, embutido, mojama, huevaÉ Al probarlos, se quedaron con la boca abierta. Ahora tengo pedidos para la próxima vez que vaya a casa". Él, por el contrario, se quedó casi sin probar bocado: "Llevo sólo unas semanas fuera de Elche, pero ya tengo muy claro qué es lo que más se echa de menos: la familia, el clima y la comida".

En apenas unas semanas, ya ha comprobado las diferencias laborales entre ambos países. "Es increíble el trato que se da aquí a los trabajadores. En este tiempo, me han dicho 'bien hecho' o 'me encanta tu trabajo' más veces que en toda mi carrera profesional en España. Aquí te motivan y consiguen que rindas más y mejor. Eso sí, no se pierde el tiempo y el nivel de exigencia es siempre altísimo".

De volver a casa, nada. Todavía es pronto, aunque admite que el futuro no sólo está en sus manos. "Después de apenas unas semanas en Inglaterra, resultaría muy pretencioso decir que no volveré nunca a España", asegura Ricardo. Aunque la idea le ronda la cabeza. "Si me sale una oferta aquí, me quedo, seguro. Aunque para mí la vida fuera del trabajo es muy importante. Y para esos ratos, nada mejor que nuestro entorno habitual". No obstante, la situación de España, personalizada en sus más allegados, le sirve para reafirmar su idea de seguir una temporada más en las islas británicas. "Tengo conocidos con depresión o a punto de caer. Y lo veo normal. De mis amigos, ahora estarán trabajando dos de cada diez. No más. Es descorazonador", concluye.

"Si todo le va bien, me iré con él. Es más fácil encontrar algo allí que en España"

"Aquí, en España, ya sabemos lo que hay", señala Cecilia Varela, novia de Ricardo. Ella, enfermera de profesión y con contrato indefinido en Torrevieja, ya se plantea hacer las maletas y acompañar a su pareja en su nueva vida en Inglaterra. "Si todo le va bien, me iré con él. Está claro que será más fácil para mí encontrar un trabajo allí que para él tener oportunidades en España. Ya las buscó durante muchos años y sólo pudo tener trabajos puntuales y sin contrato", asegura Cecilia, que en breve viajará hasta Sutton Coldfield para conocer el nuevo entorno de Ricardo: su vida y su trabajo.

"Cuando vio la oferta, yo le animé a que echara el currículum; pero cuando le dijeron que sí, lo pasé mal. Llevamos muchos años viviendo juntos y el cambio de vida es muy complicado. Pero ya estoy feliz, porque sé que después de muchos años de búsqueda, por fin está disfrutando de su trabajo. Él está encantado allí, y nos los transmite".