Parece que la Constitución también está en crisis...

Lo que parece es que la transición fue tan modélica, buena y perfecta que la Constitución no se puede tocar. Se han hecho dos reformas en 30 años y ninguna ha sido para abordar un tema central de la estructura del Estado. Hemos hecho que un texto que debería poder modificarse sea intocable, y no se pueda adaptar a cambios como el que requiere el Estado de las autonomías. Ahora hay un conflicto muy grave con Cataluña y siempre que se habla de debatir sobre el Estado federal, alguien dice que va contra la Constitución. La estamos convirtiendo en un arma arrojadiza contra lo mejor de la transición.

Han pasado muchos años...

Tenemos que defender la Transición y las cosas buenas que hubo pero no la mitificación que se ha hecho de ella porque algunas lecturas han contribuido al descrédito y el desencanto de la política en el sentido de que nos lo presentan como una cosa de élites. Se nos ha dicho que fue un grupo de personas, siempre hombres, que se reunieron en Madrid, llegaron a un consenso y nos dieron la transición y la democracia. Pero eso no fue así. Detrás hubo miles de personas luchando en las calles y pagando precios muy altos. Eso parece que se ha olvidado y el legado que nos ha dejado la transición es que la política es cosa de élites, lo que ha excluido otras formas de participación popular. Ahora, los ciudadanos rechazan a los partidos políticos y quieren las otras manifestaciones.

¿La crisis está afectando negativamente a la Constitución?

El artículo 1.1 dice que España es un estado social y democrático de derecho, y todo al mismo nivel. Todos los manuales dicen que el Estado interviene para buscar la igualdad, y el artículo 9 de la propia Constitución también señala que los poderes públicos están obligados a remover los obstáculos que impiden la igualdad. Es decir, deben intentar que los ciudadanos ganen lo mismo o paguen los mismos impuestos, y eso parece que se ha olvidado. Todo eso del estado social o del bienestar parece que no importa.

¿En qué sentido?

La obligación de luchar por la igualdad está impuesta por la Constitución y la crisis se está cargando una de las tres patas del Estado constitucional social, democrático y de derecho. Si a un taburete con tres patas se le rompe una, se cae. En cierto modo, se está vaciando de contenido a la Constitución. No es de extrañar que muchos ciudadanos sientan que les están robando la democracia. Ahora se dice que no, que no hay tanto derecho a la salud o a la educación pese a los derechos que recoge el texto.

¿Y el derecho al trabajo o a una vivienda digna?

Todos estos derechos están nombrados en la Constitución, como los de la salud, la educación, así como los de especial protección a las personas mayores, los niños y los jóvenes, en un grado u otro. Ese es el verdadero espíritu constitucional pero a la hora de defenderlo a los poderes públicos se les olvida. La unidad de España contra Cataluña les despierta pero se olvidan de los derechos sociales y de los más débiles. Uno de los avances más grandes de la democracia fueron las leyes que universalizaron la sanidad, con ello España avanzó bastante. No era una maravilla lo que teníamos y estábamos a años luz del estado del bienestar de otros países pero nos habíamos acercado y había debates abiertos. Ahora no, empezamos a sufrir retrasos y triunfa el elemento clave de la crisis.

¿Cuál es ese elemento?

El pensamiento neoliberal, que privatiza todo lo privatizable, castiga a los funcionarios y daña la imagen de la gente que sale a la calle a protestar cuando ellos son los auténticos antisistema que se están cargando la Constitución y un modelo democrático modélico en Europa.

¿Esto daña a la democracia?

La Constitución nació como un sistema jurídico político de una democracia que debe funcionar con el respeto a los débiles y desfavorecidos. De ahí viene el espíritu de igualdad y libertad para la mayoría, todo eso este gobierno y otros del continente europeo lo están incumpliendo. En el caso de España la democracia se está resintiendo por esta ola de que todo vale para luchar contra la crisis. Eso que dice Rajoy de que hace lo que hace porque la realidad le obliga y porque es inevitable es algo surrealista, porque esa teoría ampara cualquier cosa. Es el descrédito de la política porque hace caer al más débil y desestructura la clase media. Y es jugar con fuego porque sobre estas clases sociales se ha construido socialmente la democracia en Europa.

¿Está incumpliendo el Gobierno la Constitución?

El Gobierno está legislando mucho por decreto, mucho más que con proyectos de ley. Eso no lo ha hecho ningún otro ejecutivo de la democracia, y es absurdo que lo haga con mayoría absoluta. Ha dictado medidas profundamente anticonstitucionales, sobre todo la reforma laboral y algunos aspectos de la negociación colectiva. En materia educativa, Wert dice barbaridades cuando pretende la españolización de los niños catalanes. Las normas que vulneran las competencias de las comunidades autónomas son anticonstitucionales pero el Gobierno sabe que muchas sentencias de casos que acaben en el Tribunal Constitucional tardarán siete años en salir, y les da lo mismo.