Una beca para estudiar en Inglaterra le abrió las puertas de la India, país en el que reside desde hace unas semanas y donde se gana la vida dando clases de español en una academia de idiomas. Aunque el salto entre Londres y Nueva Delhi no fue inmediato, tuvo su escala en España.

Júlia Martínez se licenció en Traducción e Interpretación en Inglés en la Universidad de Alicante, en julio de 2011. Su primera experiencia laboral fuera de España llegó en el verano de 2010, cuando se trasladó a Estados Unidos para trabajar como camarera. "Lo pasé realmente mal, pero me propuse sobrevivir como fuera". De Minnesota, y tras apenas dos semanas en casa, Júlia se mudó a Londres gracias a una beca concedida por el Banco Santander. "Concedían sólo dos en toda la universidad, yo creo que me la dieron porque nadie se enteró", relata entre risas Júlia, antes de añadir: "Era como una beca Erasmus, pero mucho mejor pagada".

Esos meses en Londres le permitieron descubrir la India. "Conocí a muchos hindúes, y así empecé a descubrir el país". En enero de 2011 regresó a Alicante para concluir la carrera en julio. "Ahí pensé qué hacer con mi vida. Pero como dejé pareja en Londres, me volví un tiempo para estar con él. Intenté trabajar, pero no me salió nada inmediato y como iba a estar apenas tres meses preferí disfrutar de unos meses de tranquilidad". Pero el tiempo de asueto finalizó. Y con él, Júlia regresó a Alicante, directa a la universidad para estudiar el Máster en Profesorado de Educación Secundaria. "No lo hice con la mente puesta en dar clases de inglés en un instituto. ¿Para qué? ¡Es imposible porque no sacan plazas en las oposiciones! En realidad, lo cursé para prepararme como profesional docente, pero enfocado a dar clase en academias". De hecho, durante el curso académico, Júlia consiguió ingresos con clases particulares de inglés. "Había que sacar algún dinero", apostilla.

Y tras pasar página a su etapa universitaria, las dudas le asaltaron. "No sabía qué hacer. Empecé a echar currículums por todos los sitios, pero la situación estaba muy complicada". Y a miles de kilómetros, en Nueva Delhi, su pareja. "No había nada que me retuviera en Alicante, encontrar trabajo ya era un trabajo de por sí, y bien complicado". Así que pensó en buscar oportunidades en otro continente. "La India está en expansión y pensé que allí podría encontrar trabajo con mayor facilidad". No obstante, pidió becas, "por si había suerte", pero no encontró ninguna respuesta positiva. "Lo esperado".

Un viaje de ocio a India, el pasado mes de abril, le acabó por decidir. "Inicié algunos contactos para encontrar trabajo como profesora de idiomas. Ahora apenas llevo aquí unas semanas y doy clases de español en una empresa estadounidense que tiene negocios en América Latina y en una academia de idiomas, con la que contacté cuando vine de vacaciones. Me hicieron después una entrevista vía Skype y aquí estoy".

Del país, pese a ser una recién llegada, ya ha extraído algunas conclusiones. "Debes tener cuidado con la comida, porque nuestro estómago no está acostumbrado a tanto picante. Y he visto que vivir aquí es más complicado para las mujeres, ya que tenemos algunas limitaciones, como salir solas por la noche. Tampoco conduzco, porque el tráfico es una locura. Así que me siento menos independiente. ¿Lo mejor? Las personas, sin duda. Son muy amables y generosas". Estas son, recalca, las primeras impresiones: "Aún estoy en pleno proceso de adaptación".

En esa fase de aclimatación, sin duda, su pareja le está resultando de gran ayuda: "Vivimos juntos, aunque aquí no está bien visto. Eso sí, con él todo es más fácil". No obstante, reconoce altibajos: "Hay días que me pregunto qué hago aquí". Por ahora, las respuestas le invitan a continuar la aventura. "¿Hasta cuándo? Hasta que me salga una oportunidad que me convenza. Soy consciente de que me tengo que buscar la vida por cualquier lugar del mundo. Además, mi pareja es artista -e ingeniero de formación- y parece complicado vivir del arte en España e incluso en Europa. Aquí tiene muchas más oportunidades laborales. Así que ya veremos".

"Soy una indignada más. Molesta que nuestros cerebros se vayan al extranjero"

"Me considero una indignada más. España no puede permitir que nuestro cerebros se vayan al extranjero. Hemos invertido mucho dinero en la educación de nuestros hijos para que trabajen en otros países", asegura Vicenta, madre de Júlia y profesora de Secundaria.

"Mi marido, José, y yo apoyamos a nuestra hija. Fue una decisión propia y estamos muy contentos de que haya dado un paso tan arriesgado. Como padres, nos gustaría tenerla aquí, pero no a cualquier precio, sólo si tuviera trabajo. Así que nos toca aguantar el tirón", relata la madre de Júlia, quien espera viajar pronto a la India para conocer el entorno de su hija.

"Cuando veo la situación actual de los jóvenes, y me toca muy de cerca porque trabajo con ellos, te alegras de que tu hija esté relativamente bien. Aunque sé, pese a que ella me lo intenta ocultar, que lo está pasando algo mal. Es una cultura muy diferente", concluye.