Álex Esclapez empezó a trabajar en Francia en enero de 2011, apenas unos meses después de terminar la carrera de Fisioterapia en la Universidad Cardenal Herrera CEU de Elche. Aunque no era su primera experiencia en el mercado laboral. "Sí que fue mi primer contrato como profesional", matiza. Previamente, había trabajado para un equipo de baloncesto de su Elche natal y en un centro de fisioterapia. "Los trabajos que había tenido, pese a estar relacionados con mis estudios, no me inspiraban confianza para el futuro. Acepté esas ofertas con la idea de tener un trabajo y no para ganar dinero, porque me gastaba casi todo en el transporte", señala Álex, que ahora estudia Osteopatía a caballo entre Francia y España.

Y así, junto a Marina -su pareja, también "fisio" por el CEU de Elche, aunque de una promoción anterior-, se marchó a Saint-Gobain. "¿Por qué aquí? Fue la primera oferta que nos salió. Y cumplía de sobra todas nuestras expectativas laborales. Estamos encantados, aquí los médicos nos tratan de tú a tú. Somos todos iguales", asegura.

"Llegué sin miedo. Sabíamos que si no nos gustaba podíamos volver a casa". Pero no fue así, y la pareja ya lleva veinte meses en territorio francés. "El principio no fue fácil, no vamos a engañar a nadie. El idioma se presentó como la primera barrera".

Con conocimientos de inglés y cinco compatriotas en el centro de trabajo, el francés se convirtió en un reto. "Empecé hablando inglés con los pacientes y pidiendo ayuda a los compañeros españoles. ¡Ah! Y apuntando todas las palabras nuevas en una agenda que todavía llevo conmigo. Era la única manera de no olvidar lo aprendido". Ahora, esas palabras que fueron nuevas en su momento dan forma a una extensa lista creada, con paciencia, en su ordenador.

Camino de cumplir su segundo año en Francia, Álex reconoce que el francés es casi un idioma más para él. "Me falla la escritura, porque no hemos ido a ninguna academia, pero ya mantenemos conversaciones sin problemas. Entre nosotros, hablamos francés en el trabajo. Es lo más respetuoso".

En el futuro, sin embargo, no se ve en Francia. "Me gustaría volver a España, aunque ahora no parece el momento más adecuado. Eso sí, antes quiero tener una experiencia de unos meses en Martinica o Guadalupe -de las Antillas francesas-. Me atrae, después del frío que pasamos aquí en invierno, tener trabajo al lado de la playa".

Entre risas, asegura que echa de menos a su familia y a sus amigos. "Pero no más que un buen bocadillo de calamares".