La reaparición de la práctica del "botellón" junto a la zona Volvo del Puerto y los dos hoteles que miran hacia el Postiguet y la Marina Deportiva, ha vuelto a caldear el ambiente entre los hoteleros de la ciudad. Esta misma semana un portavoz autorizado de la Asociación Provincial de Hoteles de Alicante trasladó el malestar a la Concejalía de Turismo para pedirle amparo y buscar una solución a una práctica que, según los industriales, daña la imagen de la ciudad, y lastra la actividad de un sector ya muy perjudicado por la crisis económica y la falta de clientes.

La denuncia se produce, además, en una semana en la que la propia Asociación Provincial de Hoteles ha hecho pública la estadística del pasado mes de septiembre, durante el cual la ocupación no llegó ni al 70% en plena temporada alta. En los últimos meses, y tras un periodo convulso por la generalización del consumo de alcohol en plena calle, el final del verano y el regreso de los jóvenes al casco urbano de Alicante desde la Playa de San Juan, han posibilitado el rebrote de la ingesta de alcohol en los alrededores de la playa del Postiguet para desesperación de los hoteleros. El pasado fin de semana hubo cientos de chavales y chavalas, algunos menores, practicando "botellones" diversos, algo que puede repetirse la próxima madrugada.

Los hoteleros sostienen que debe ser la Administración la que vele por el descanso de los ciudadanos, tanto de los vecinos como de los turistas que pernoctan en la ciudad. Algunos establecimientos han recibido, incluso, quejas de los clientes por el ruido y la suciedad que queda tras los "botellones". Algo que perjudica directamente los intentos de la Asociación Provincial por tratar de revertir una situación negativa para un sector que da empleo a 6.000 personas y mueve 35 millones de euros al año en compras.

No es la primera vez que los hoteleros trasladan su disgusto al Ayuntamiento por la supuesta permisividad municipal con el control del consumo de alcohol en la calle. Hace dos años se levantó una gran polémica al plantear el propio Consistorio que se habilitara una espacio dentro del recinto del Puerto, junto al muelle 10 de la Volvo, para la práctica de "botellones". Desde la propia Concejalía de Seguridad se propuso esta ubicación como alternativa al paseo marítimo que bordea los hoteles Meliá y Portamaris, que las mañanas de los domingos se convertía, prácticamente, en un vertedero con los restos de una noche de bebida al aire libre.

La Autoridad Portuaria con un informe jurídico contrario, unas oportunas obras en el paseo, y la actuación de la Policía Local acabaron con el problema. Meses más adelante volvió la bronca, debido a que la celebración de una macrofiesta en el interior del recinto de la Volvo llevó a miles de jóvenes, ajenos al festival, a montar sus "botellones" frente a los hoteles. Los festivales se han prohibido pero el pasado fin de semana el polémico botellón para desconsuelo de los empresarios.