La envergadura y el valor histórico del baluarte del siglo XVI hallado durante las obras de remodelación del acceso al barrio de Santa Cruz han llevado al Ayuntamiento de Alicante a descartar su idea inicial de mantener enterrados estos restos históricos para poder construir sobre ellos un vial. De esta forma, finalmente se ha optado por modificar el proyecto para dejar a la vista el tramo de la muralla defensiva de la ciudad descubierto. El baluarte, protegido como Bien de Interés Cultural (BIC), se integrará en una pequeña plaza que complementará la urbanización del único acceso al emblemático barrio del Casco Antiguo.

La pretensión del Patronato de la Vivienda, que promueve las obras, es convertir la plaza en un museo en sí misma, puesto que además de dejar a la vista el denominado Baluarte de la Reina dispondrá de paneles explicativos acerca de todo el cinturón defensivo de la ciudad. En cuanto al mobiliario, se utilizarán como bancos un conjunto de sillares que se acopiaban en esos terrenos antes de comenzar las obras. Los sillares formaban parte de la fachada de una casa del siglo XIX y que fueron recuperados de una excavación arqueológica llevada a cabo en la calle Zaragoza. La plaza también dispondrá de juegos infantiles para convertirla en un espacio de recreo.

El vial recayente en la avenida Jaime II es el único acceso por carretera con el que cuenta el barrio de Santa Cruz, por lo que resulta imprescindible, sobre todo, en caso de emergencia. La muralla hallada cruza prácticamente toda la rampa de subida al barrio, de ahí que inicialmente los técnicos municipales optaran por volver a cubrir los restos, garantizando su protección, y construir sobre ellos la carretera. Finalmente, se ha modificado el proyecto para poder mantener a la vista el tramo del baluarte descubierto. No obstante, una parte de la muralla que le daría continuidad seguirá sin desenterrarse para poder construir sobre ella el vial. Esa continuidad se marcará sobre la carretera y las aceras con adoquines de diferentes tramas para marcar la zona por la que discurre este elemento histórico oculto bajo tierra.

El baluarte forma parte de la continuación de la muralla que cercaba la ciudad en el siglo XVI y estaba dotado de cinco cañoneras, según fuentes del Patronato. La ley establece que este tipo de bienes protegidos no se puede destruir ni tampoco trasladar, por lo que el Ayuntamiento debía optar por protegerlos y volverlos a enterrar, como se hizo con los restos arqueológicos que afloraron durante las obras antirriada llevadas a cabo en la Rambla en 1999, o por integrarlas en el proyecto. Finalmente, se ha optado por esto último y, según apunta el gerente del Patronato, Gaspar Mayor, la modificación no ha supuesto un encarecimiento del proyecto.

Los trabajos comenzaron en febrero con un año de retraso y están financiados con fondos del Consell a través del Plan Confianza. La reurbanización de esta subida tiene un coste de 1,2 millones de euros y el plazo era de seis meses, por lo que deberían haber terminado para el verano. No obstante, el hallazgo de restos de la muralla y el cambio del proyecto ha retrasado su finalización y, según Mayo, acabarán antes de finales de año. El proyecto contempla acondicionar el acceso recayente en la avenida Jaime II y ajardinarlo para igualar su aspecto con el parque de la Tuna de la ladera del Benacantil. De ahí que junto al vial de acceso también se contemple una zona ajardinada.