Veinte mil agricultores de las comarcas del Vinalopó y l ´Alacantí, en concreto de las comunidades de regantes de Agost, Aspe, Monforte del Cid, Elche, Monóvar y La Romana, comenzarán hoy a recibir los primeros caudales del Júcar que llegarán al Vinalopó por el trasvase Júcar-Vinalopó y, en concreto, desde el embalse regulador de San Diego (Villena), donde a día de hoy sólo quedan almacenados cinco de los doce hectómetros que impulsó la sociedad estatal Acuamed desde el Azud de la Marquesa, (Cullera), en 2010.

El agua por la que los agricultores pagan 0,05 euros/m3, mas otro importe adicional en concepto de amortización del préstamo que pidieron en su día para financiar la parte privada del trasvase (en total unos 900.000 euros), servirá para regar la uva de mesa del Vinalopó, debido a que la calidad del agua del embalse no es apta para todos los usos.

No obstante, los agricultores vivirán hoy un momento histórico porque es la primera vez que llegan caudales a la comarca alicantina más castigada por la sequía desde que se tiene constancia documental de la primera petición, cuando Elche reclamó recursos a Valencia en 1420.

Previamente al comienzo del envío de los primeros caudales, Generalitat, Junta Central de Usuarios y Confederación el Júcar firmarán el acuerdo por el que la Conselleria de Agricultura cede a los usuarios la utilización de la infraestructura del postrasvase que conecta Villena con las comunidades de regantes, y la Confederación permite, a su vez, la conexión del embalse de San Diego (estatal) con las tuberías autonómicas.

Por otro lado, el presidente de la Junta, Andrés Martínez, ha firmado también otro acuerdo esta semana con la sociedad estatal Acuamed por la que los agricultores se comprometen a recibir un segundo trasvase del Júcar desde Cullera de entre diez y hectómetros cúbicos, una vez que se hayan arreglado las filtraciones detectadas, en principio a lo largo de 2014. En el documento figura que los agricultores podrán rechazar los caudales si no son aptos para todos los regadíos.

Mientras tanto y según apuntó ayer Martínez, "seguiremos trabajando para la construcción de la segunda toma en Cortes de Pallás, porque el Gobierno y el Consell deben saber que Alicante no puede renunciar que el trasvase Júcar-Vinalopó lleve agua que sirva para regar y para beber". De hecho, el Consorcio de Aguas de la Marina Baixa, con Benidorm a la cabeza, sigue formando parte de la Junta Central aunque en estos momentos la comarca turística no pueda utilizar el agua de San Diego, ya que ésta sólo sirve regar la viña.

Andrés Martínez calificó, por otro lado, el cambio de rumbo del Consell como un giro "coherente pues siempre dijo que estaría con los usuarios, y somos nosotros los que hemos aceptado este reparto de agua, que es extraordinario. Nuestro objetivo es que el agua del Júcar sirva también para consumo urbano".

De momento, los agricultores del Vinalopó han optado por dar un voto de confianza a los nuevos rectores de Acuamed y la Confederación del Júcar -los pleitos judiciales contra el proyecto siguen en marcha- tras aceptar los 5 hm3, que se quedarán en unos 4,5 hm3 por las pérdidas. Hoy se inicia una nueva etapa y comienza a ser operativo un trasvase que ha tardado más de seis año en construirse y ha estado dos bloqueado por los problemas de calidad del agua. Problemas que se aparcan por la presión de la sequía sobre una comarca sin agua, y hasta ahora sin infraestructura para recibirla, y también por la mejor sintonía de la Junta Central de Usuarios del Trasvase con el Ministerio de Agricultura.

Diez millones de litros perdidos diariamente

Los defectos de construcción del embalse de San Diego han provocado que la que fue clasificada como Presa de Categoría A por el Ministerio de Medio Ambiente haya perdido 10.000 millones de litros de agua al día desde 2010, cuando se procedió a su llenado. La balsa ubicada entre Font de la Figuera (Valencia) y Villena es el punto final del trasvase Júcar-Vinalopó, tanto si la toma del agua se hiciera en Cortes de Pallás como en la actual de Cullera. Podrá almacenar, una vez se haya reparado, más de 20 millones de m3 de aguas procedentes, en principio, del curso bajo del río Júcar, el agua suficiente para regar 10.000 hectáreas de cultivo. Y lo que es más importante, en épocas de bonanza hídrica, San Diego podría llenarse hasta 4 veces al año, si se hubiera construido bien.

El embalse tiene un perímetro supera los 4 kilómetros de longitud; presenta una altura máxima de 35,2 metros al pie de talud y de 38,5 metros sobre el eje de los cimientos; el ancho de coronación tiene 7,5 metros y el ancho de base de talud llega a alcanzar en algunos puntos los 200 metros.