Apenas lleva un mes en Londres. En agosto dejó España y un trabajo en Barcelona para emigrar a la capital británica. Lo hizo con un contrato de larga duración bajo el brazo. "En España no se invierten recursos en la investigación, pese a que en las universidades se forma a grandes profesionales. Si queremos investigar, por tanto, tenemos que buscar oportunidades fuera. A mi me ofrecieron un contrato por cinco años en una universidad de Londres. Y creo que ya me quedaré aquí, no creo que la investigación en España cambie mucho, cada vez va a peor por los recortes".

María José Mazón estudió, por vocación, Biología en la Universidad de Alicante, aunque siempre se mostró como una persona inquieta. Cursó una beca Erasmus en la francesa ciudad de Tours, durante un cuatrimestre de 2002. Ya licenciada, buscó la especialización para tener más oportunidades en el mercado laboral. Se marchó a Canarias para cursar un máster. "No tenía muchas más opciones. De la Universidad sales muy bien preparado, pero no profundizas en ningún sector, así que resulta necesario especializarte. Hice cursos, busqué trabajo... Dediqué un curso a ver qué hacía con mi futuro, y acabé en un Máster de Acuicultura en Canarias".

"En un principio, no sabía si el cultivo de animales me iba a gustar, pero pronto me di cuenta que mi futuro pasaría por ahí. Creí que en este sector había mucho por hacer en España, pensé incluso que con ese máster tendría trabajo seguro en mi país".

Tras cursar el primer año en Canarias y realizar el periodo investigador en Murcia, por motivos de cercanía con la residencia familiar situada en Torrevieja, una beca ministerial le llevó hasta Castellón en 2006. "Estuve cinco años investigando: dos años de programa, dos de contrato y uno adicional para concluir el trabajo. Fue un periodo muy gratificante en lo profesional por lo aprendido".

Y de ahí, al paro. "Aproveché para continuar escribiendo la tesis, aunque ya la tenía prácticamente terminada. Estuve tres meses en casa, acudiendo a entrevistas de trabajo, hasta que el pasado mes de abril conseguí un contrato por dos años en Barcelona".

El Institut de Biologia Evolutiva (IBE), vinculado al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), le abrió las puertas del mercado de trabajo, "después de repartir cientos de currículums".

Pero en mayo recibió una llamada con prefijo británico. "Me ofrecieron un contrato por cinco años para investigar, más sueldo y mejores recursos. Y, además, tras defender la tesis, tendré la oportunidad de mejorar mi rango, cobrando aún más dinero y teniendo, además, más responsabilidad".

Aceptó el contrato, sin dudarlo. Y hace apenas un mes se instaló en la capital británica. No llegó sola, lo hizo en compañía de su pareja. "Y creo que nos quedaremos aquí. Pienso que desarrollaré mi carrera investigadora en Londres, o al menos fuera de España. Investigar en nuestro país cada vez es más difícil". Ahora trabaja en la respuesta celular a enfermedades infecciosas. "Nos centramos en los eventos que suceden tras la infección por bacterias (tipo salmonella o mycobacteria), con el objetivo de desarrollar nuevas herramientas terapéuticas".

Y se muestra encantada con la decisión de renunciar a su contrato en España. "Tengo mayor estabilidad y aquí la gente trabaja mejor. Son más productivos, tienen la atención más focalizada en las tareas a realizar, todo es más fluido".

No lo duda. "¿Que si recomiendo a los jóvenes salir de España? Claro que sí. Mis compañeros del laboratorio me preguntan por la investigación en España y alucinan con los pocos recursos que se dedican. La Ciencia nunca ha sido una prioridad en nuestro país para ningún Gobierno".

Londres aún se le hace extraña. "Te sientes muy cosmopolita, pero luego ves que todo está muy lejos. Estoy muy contenta, no me ha dado tiempo a tener morriña".

"La investigación está abandonada en España, pese a que sabemos que el futuro pasa por ella"

"Se acaba de ir, pero creo que lo ha hecho con la intención de no volver". Así de categórico se muestra José Mazón, padre de Maria José, acerca del futuro laboral de su hija. "Ella está muy animada y nosotros muy satisfechos por su decisión. En España, la investigación está abandonada, pese a que todos sabemos que el futuro pasa por ella", afirma José, molesto porque su país deje salir a jóvenes sobradamente preparados: "Preparamos a grandes profesionales y luego no nos aprovechamos de su valía. No lo entiendo. Y lo peor es que no sé cuántos años pasarán para que todo vuelva a la normalidad, si es que alguna vez sucede. Me cuesta creerlo".

Su mujer, Antonia, se ha hecho un hueco entre las nuevas tecnologías para seguir de cerca a su hija. "Ahora le ha picado el gusanillo por internet. Cada noche, intenta hablar con María José, aunque ella está acompañada por su pareja, que eso también hace mucho".