Han perdido dos días de clase, pero, finalmente, los alumnos discapacitados han logrado un "hueco" en los autobuses escolares. Las restricciones de las becas de transporte a la hora de medir la distancia de los tres kilómetros de rigor desde el domicilio al centro "en línea recta", así como el mínimo de estudiantes requerido para flotar estos autobuses, habían dejado este curso sin plaza a los alumnos discapacitados distribuidos en los colegios ordinarios porque no resultaba fácil llegar a la citada cifra aún sumando los centros más cercanos.

Ayer mismo, tras protagonizar una protesta significativa, acompañadas de sus hijos a las puertas de la sede territorial de Educación en Alicante, varias familias afectadas recibieron la buena nueva de parte de su inspector educativo. "Hay dos clases de ayuda, para alumnos beneficiarios que tienen la beca de transporte y para los autorizados, que sería el caso de nuestros hijos, siempre que haya plaza en el autobús", transmitió una portavoz de los padres del colegio Gloria Fuertes de Alicante, Ángeles Martínez.

Al parecer, esta nueva medida, que permite a los alumnos discapacitados de colegios ordinarios mantener el servicio de transporte del que disponían hasta el momento, se adoptó el pasado viernes a las dos de la tarde, pero no se avisó a los afectados, por lo que estos niños perdieron su primer día de clase, el mismo viernes, y otro más ayer lunes, dado que los padres no les llevaron a las paradas porque no sabían que ya se habían adoptado nuevas medidas.

El propio director general de Centros Docentes de la Conselleria de Educación había insistido el pasado viernes, a mediodía, en que estas rutas de transporte estaban activas, pero la improvisación y cambios de última hora no favorecieron que los afectados lo supieran a tiempo para que sus hijos volvieran ayer a clase.

Marginados

"Sabemos que nuestros hijos no van a aprender Lenguaje o Matemáticas como los demás, pero la pérdida de cualquier día de clase les afecta mucho, porque se dan cuenta de lo que les rodea y si se les margina, se dan para atrás muchos de los pasos adelantados en su formación", precisó uno de los padres concentrados.

Otra de las familias afectadas, con dos hijos en edad escolar y sin trabajo alguno de los padres, lamentaba que con los 400 euros que reciben del subsidio del paro no pueden ni pagarse el transporte o el comedor, ni tampoco desplazarse a diario al centro porque necesitan buscar trabajo para sacar adelante a sus hijos, uno de ellos discapacitado.

La obligatoriedad de escolarizar a los niños discapacitados en determinados colegios, en función del dictamen que llevan a cabo los servicios psicopedagógicos, SPES, tampoco permite a estas familias contar con el centro más cercano a su domicilio.

La portavoz del colectivo aprovechó la buena disposición de la inspectora de zona para solicitarle también la beca de comedor para los alumnos discapacitados "porque el transporte escolar sólo es de ida y vuelta, no los recoge a mediodía y devuelve a primera hora de la tarde, y muchos no tenemos 90 euros para comedor".

"¿Y nosotros no tenemos transporte?"

A pesar de las solicitudes al Consell por el Ayuntamiento de Pinoso y familiares de los afectadosdesde julio, ayer no se permitió que cinco discapacitados subieran al autobús hasta el taller ocupacional Asprodis de Elda, y ello pese a que había plazas libres suficientes. Cumpliendo las órdenes recibidas de Educación, ni siquiera la intervención directa del alcalde, Lázaro Azorín, y de la edil Silvia Verdú, evitó la negativa. El desacuerdo entre Educación y Bienestar Social provoca que estos alumnos vean imposibilitado acudir a Elda y necesitan los talleres, a los que asisten desde hace 10 años, y que el autobús se limite únicamente a transportar a los niños del Miguel de Cervantes de Elda. La situación vivida en la parada del transporte escolar indignó a los familiares de los afectados y al alcalde, que no descarta tomar otro tipo de medidas si no solucionan rápidamente el problema. Pérez GIL