"Mi familia y mis amigos coinciden, todos me dicen que hice muy bien en irme de España". Alexia García, licenciada en Traducción e Interpretación en Francés por la Universidad de Alicante, trabaja en Ámsterdam como editora para televisiones digitales desde 2010.

Alexia descubrió su pasión por los idiomas de niña, cuando su madre con solo seis años le apuntó a clases extraescolares de inglés. "Estudié Traducción e Interpretación, una carrera muy competitiva". En el ecuador, Alexia se marchó a Lyon con una beca Erasmus, aunque su preferencia pasaba por París. Francia, sin embargo, no fue su primera experiencia lejos de casa, ya que años atrás había estado de intercambio en familias en Dinamarca e Inglaterra.

En junio de 2008, coincidiendo con su graduación, empezó a trabajar en el aeropuerto para una compañía de bajo coste. "Piensas en licenciarte y encontrar un trabajo relacionado con tus estudios. Creíamos que la traducción estaba en auge, pero no fue así. Hay poca demanda por el gran intrusismo en la profesión, lo que genera pocos empleos y muy mal pagados. Y si a eso le añades la crisis económica...".

Así, las oportunidades laborales que le surgían, aunque siempre ligadas con los idiomas, no guardaban estrecha relación con lo estudiado a lo largo de cinco años en San Vicente. "Te das cuenta de que inviertes tiempo y dinero para nada".

Durante su año en el aeropuerto, Alexia trabajó como personal de facturación. "¿Lo positivo? No era el trabajo esperado al terminar la carrera, pero me sirvió bastante para tratar con el público, aunque sabía que mi futuro laboral no iba a pasar eternamente por ahí".

Alexia también fue profesora en una academia, aunque el empleo en el que se sintió más realizada, en su periodo en España, apenas se prolongó dos meses. "Fue una experiencia fascinante. En enero de 2010, empecé a trabajar para la Policía Nacional. Me encargaba de traducir escuchas telefónicas de investigaciones. Ha sido la mejor oportunidad laboral en mi país".

Mientras tanto, su pareja, un joven mexicano al que conoció durante su Erasmus en Lyon, trabajaba en el sector de la ingeniería ambiental en Alicante, hasta que la crisis económica, con la consabida paralización de proyectos públicos, le obligó a cambiar el paso y salir de España. "Estuve buscando trabajo en Francia, pero encontré alguna beca y poco más. Entonces, a mi pareja le dieron un ultimátum en su empresa. Así que decidí venirme con él a Ámsterdam. Aquí yo no tenía nada, pero en España tampoco, y estaba convencida de que en Holanda tendría más oportunidades de futuro. Así que hicimos las maletas y nos vinimos. En abril de 2010 empezó esta nueva aventura".

Los inicios, sin trabajo y sin conocer el idioma local, prefiere olvidarlos. "Fue duro. Recuerdo dos semanas casi angustiosas. Me pregunté muchas veces si había tomado la decisión equivocada. Ya había tenido experiencias fuera de casa, pero siempre con fecha de caducidad. Ésta era la primera vez que me iba sin billete de vuelta. Ahora, dos años después, todavía no sé si regresaré a Alicante. Espero que sí".

Aunque pronto recuperó la ilusión. "Los holandeses son muy cerrados, pero me dieron la oportunidad de trabajar de editora, aprovechando mis conocimientos como traductora, en una empresa proveedora de servicios para televisiones digitales. El trabajo me dio vida, aunque Holanda poco a poco también me la quita. La calidad de vida aquí nada tiene que ver con la de Alicante. El invierno es durísimo, aunque la cultura de la bicicleta me encanta. El horario es flexible; eso sí, de poco sirve porque a las seis de la tarde está todo cerrado".

¿Y si la experiencia no sale bien? "No pasa nada, la familia siempre te espera. Es muy difícil salir de tu entorno para buscarte un futuro. Yo cada día pienso en regresar a casa".

"Es triste que los jóvenes salgan del país por obligación, ojalá fuera por elección"

"Yo viví un año y medio en Francia, en la zona de la Bretaña, y no descarto volver porque la situación en España está muy mal y nunca sabes cuándo vas a tener que volver a buscar una oportunidad fuera", asegura Lorena Fernández, amiga y compañera de carrera de Alexia.

Licenciada también en Traducción e Interpretación en Francés por la Universidad de Alicante, Lorena se muestra apenada por la salida al extranjero de jóvenes preparados. "Me parece muy triste que gente como Alexia y otros miles de españoles se tengan que ir fuera, no por vivir una experiencia sino por obligación, sólo para intentar trabajar. Si marcharan por elección propia, perfecto, pero el problema es que se tienen que ir empujados por la situación económica del país".

Ella, que trabaja como comercial en una empresa en Ibi, recomienda, por experiencia propia, probar fortuna fuera de España. "Es una etapa que nunca se olvida".